Traductor

lunes, 24 de diciembre de 2018

Feliz Navidad


jueves, 8 de noviembre de 2018

Los gravísimos peligros de la izquierda radical


    LOS GRAVISIMOS PELIGROS DE LA IZQUIERDA RADICAL
    Agustin Acosta
    ...
    En este trabajo voy a tratar de demostrar tres aseveraciones que, a simple vista, pudieran sorprender a algunos: La izquierda es nociva porque arruina y empobrece a los pueblos. La izquierda debilita y destruye los valores morales y familiares. La izquierda es necia, masoquista y no piensa.
    La candidata izquierdista a la gobernación del estado de Georgia, Stacy Abrams acaba de decir que no cree en el capitalismo ni en el mercado de libre empresa y, aun así, cuenta con el 50 % de apoyo electoral. Sus palabras descubren su profundo apego al socialismo. A pesar de eso, Oprah Winfrey, cuya fortuna excede los 1,000 millones de dólares ha ido a hacer campaña a favor de la candidata Abrams. O sea, que una multimillonaria le quiere poner a la gente de Georgia una gobernante socialista que repudia el capitalismo. Parece que la raza pudo más que la razón.
    La misma ideología ha sido expresada por el candidato a la gobernación de la Florida Andrew Gillum, quien propone una especie de castigo a las empresas al querer aumentarles los impuestos en un 40 % por esa aberrante noción de que los ricos tienen que ser penalizados a favor de los pobres por el mero hecho de tener dinero.
    Estos neosocialistas como Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Nancy Pelosi, Kamala Harris y el pasado ocupante de la Casa Blanca abrazan una ideología cuyo legado económico siempre ha sido la ruina y el empobrecimiento de las naciones.
    Y al igual que el color verde de la vegetación tiene matices más claros o más oscuros, el socialismo tiene también sus tonalidades. No importa si es un socialismo democrático como el de Rodríguez Zapatero en España, que dejó un desempleo del 26 %, o uno más autoritario como el de Rafael Correa en Ecuador o el de Evo Morales en Bolivia que han provocado la fuga de grandes capitales por la confiscación de empresas privadas. Donde quiera que esta plaga moderna ha gobernado, el resultado es el mismo: empobrecimiento, corrupción, cierre de empresas, desempleo, y en algunos casos hasta millones de exiliados y miles de presos políticos que se opusieron al sistema. ¿Quieren mejores ejemplos que Cuba, Venezuela, Nicaragua o Corea del Norte?
    Cuando digo que la masa izquierdista es necia y no piensa, no exagero, porque además es muy fácil de demostrar. En Brasil, un ex presidente es condenado a 12 años de cárcel por delitos de corrupción. Todavía tiene pendientes otros 6 procesos criminales por delitos diferentes. Desde la cárcel, se postula a la presidencia y si no es porque el tribunal supremo de su nación desestimo e invalido su candidatura, Ignacio Da Silva hubiera ganado la pasada elección presidencial con más del 40 % del voto. En otras palabras, 4 de cada 6 brasileños hubieran elegido presidente a un delincuente convicto por delitos de corrupción pública.
    En Argentina, la única razón que ha impedido que Cristina Fernández este presa es que tiene inmunidad por ser senadora federal. Esta versión femenina moderna de Ali Baba, se ha robado miles de millones de dólares del erario público argentino. La ex presidenta está implicada en media docena de investigaciones criminales por malversación de fondos públicos, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y hasta en el asesinato del fiscal Alberto Nisman. Y aun así, 3 de cada 4 argentinos están dispuestos a volver a elegirla a la presidencia, según indican las últimas encuestas.
    Durante el pasado gobierno demócrata en los Estados unidos, el desempleo oscilo entre un 9 y un 6 %, los salarios y jornales se mantuvieron estancados, la industria de los combustibles fue casi destrozada por los reguladores federales, la fuerza laboral disminuyó a su nivel más bajo de los últimos 40 años mientras que unos 46 millones de estadounidenses tuvieron que recibir cupones de alimentos para poder comer. Alguno dirán que esa fue la herencia que recibió el gobierno demócrata del republicano en el 2008. Pero entonces… ¿Si las políticas socialistas son tan maravillosas, como se explica que los demócratas no pudieron enderezar la economía durante 8 años y después de aumentar 14 trillones de dólares a la deuda acumulada del país? ¿Dónde metieron el dinero?
    En solo dos años, el actual gobierno republicano ha reducido el desempleo al 3.7 %, el nivel más bajo en 50 años, los jornales y salarios han aumentado 3.1 % en los últimos 12 meses, la industria de los combustibles está en su mejor momento gracias a la eliminación de las regulaciones asfixiantes, la reducción de impuestos ha permitido que millones de trabajadores recibieran bonos de sus empleadores y otros millones han recibido aumentos de sueldo. En los dos años de gobierno conservador, unos 4 millones de personas han dejado de recibir cupones de alimentos porque ya no los necesitan. Aun así, el 50 % de la población apuesta en estas elecciones por regresar al modelo anterior de gobierno que dejo al país en una situación de miseria y empobrecimiento. ¿Cómo se puede explicar estos fenómenos de ceguera que se están dando en Brasil, Argentina y en los Estados Unidos, por ejemplo? Simplemente llegando a la conclusión que la masa izquierdista y liberal es masoquista y no piensa.
    En cuanto a la familia, que ha sido el pilar fundamental de la sociedad, el liberalismo izquierdista es como un virus amenazador que atenta contra su estabilidad. Mientras los conservadores apoyan la vida humana, la izquierda liberal promueve el aborto que no es más que el asesinato de la criatura más indefensa que es la que todavía no ha nacido.Mientras los conservadores fomentan los valores religiosos y morales como un antídoto a la fragmentación del núcleo familiar, el liberalismo izquierdista combate vigorosamente todo lo que huela a Dios, religión, espiritualidad o moralidad mientras promueve impetuosamente el libertinaje, la promiscuidad y la despenalización del consumo de drogas.
    En materia de seguridad, también hay una clara diferencia entre ambas ideologías. Los conservadores respaldan unas fuerzas armadas y policiales fuertes y vigorosas, capaces de proteger el territorio nacional contra los peligros de seguridad nacional. Los izquierdistas liberales consideran que la policía es, generalmente, abusiva y que toda inversión de dinero en las fuerzas armadas es inútil. Durante el último gobierno demócrata, las fuerzas militares de los Estados Unidos fueron depauperadas de tal manera que hubo que recurrir a la canibalización de barcos y aviones para que otros pudieran volar o navegar. La salida inexcusable de las fuerzas armadas de Iraq produjo como resultado el califato islámico con un saldo de cientos de miles de muertos y varios millones de refugiados.
    Ahora los liberales comienzan a promover un país de fronteras abiertas y la abolición de la policía de inmigración y la patrulla de fronteras. No les importa que si así fuera, podrían entrar al país los más peligrosos elementos de Al Qaeda o de las pandillas centro americanas del crimen organizado y del narcotráfico. ¿Pero cómo se puede llegar a semejante nivel de idiotez?
    Algunos argumentaran que la polarización que viven los Estados Unidos es el resultado de la personalidad vociferante y combativa del actual ocupante de la Casa Blanca. Es cierto que el personaje sufre de una verborrea a veces incontenible que le ha metido en múltiples problemas. Sin embargo, sus ideas son claras y ha cumplido hasta ahora todo lo prometido. Trasladó nuestra embajada de Tel Aviv a Jerusalén, logró renegociar exitosamente el tratado de libre comercio de América del Norte, borró del mapa al califato islámico, obligo a la dictadura de Corea del Norte a la mesa de negociaciones y ha dado a la economía un giro radical, bajos los impuestos, entre otras cosas. El ocupante previo demostró ser un perfecto inepto aunque con una personalidad fina y elegante. Lo que ocurre, es que la mayoría de las personas que tenemos un mínimo de sentido común y de pragmatismo preferimos en todo momento un vociferante exitoso y efectivo que un inepto fino y elegante. Ya experimentamos con otro inepto encantador de 1976 a 1980 que llevo al país a la ruina y al desprestigio; se llama Jimmy Carter.
    En resumen, donde quiera que la izquierda liberal pone su mano, termina transformando algo bueno en algo desastroso. Es como la alquimia pero al revés. Los alquimistas de la antigüedad pasaron sus vidas enteras buscando como transmutar el hierro en oro. Los alquimistas modernos de la izquierda radical se encargan ahora, con gran eficacia, de transmutar el oro en despojos.
    Articulo de Agustin Acosta

jueves, 20 de septiembre de 2018

El olor de la lluvia







Hace poco hablamos sobre el secreto del olor de los libros viejos: un aroma tan identificable como impreciso, casi imposible de describir, o en realidad de comparar, ya que sencillamente es un olor que no se repite en ningún otro objeto fabricado por el hombre. Hoy daremos cuenta de otro aroma misterioso: el olor a lluvia.


Hay personas que aseguran enérgicamente que pueden sentir el olor a lluvia; otros, más modestos, se conforman con vindicar el olor a pasto justo después de llover. En cualquier caso, los antropólogos sostienen que nuestros ancestros establecieron un vínculo muy estrecho, y positivo, desde luego, con el olor a lluvia, y que por eso nos agrada tanto, aún para los que podríamos jurar ante un tribunal que rara vez lo hemos percibido.


Todo parece indicar que hay lluvias que producen un olor más intenso que otras, en especial las que coinciden con el final de la estación seca. Nuestro cerebro, cuyo software aún no ha sido completamente anulado por los estímulos de la vida moderna, asocia a la lluvia con una reactivación en la naturaleza.


En este punto es lógico suponer que el olor a lluvia es, en definitiva, el olor a vida.


Los olores, independientemente de su procedencia, detonan emociones. El bulbo olfativo está relacionado estrechamente con el sistema límbico, un área del cerebro encargada de regular los estados emocionales. Es por eso que ciertos olores son capaces de producir recuerdos personales, y otros, en cambio, despiertan estructuras mucho más antiguas; atávicas, comunes a toda la humanidad.


Es importante señalar que las mujeres son mejores para oler la lluvia; precisamente porque poseen mayor sensibilidad olfativa que el hombre, con un promedio de 50% más de neuronas trabajando en el bulbo olfativo.

Pero volvamos al tema que nos interesa: ¿a qué huele en realidad la lluvia?


El olor a lluvia es, en última instancia, una combinación de varios aromas actuando simultáneamente.

El olor a lluvia más fuerte, y el más fácil de percibir, ocurre cuando la lluvia cae sobre la tierra seca o las rocas, no sobre el pasto o la hierba. Ese olor incluso tiene un nombre: Petricor, que deriva del griego petros, «piedra»; e ikhor, término que refería a la sangre de los dioses.


Cuando el agua cae sobre la tierra, o sobre las rocas, se libera un compuesto llamado geosmina, básicamente un subproducto metabólico de ciertas actinobacterias. Muchos animales e insectos pueden detectarla incluso con la más ligera humedad en el suelo, aunque nosotros necesitamos de la lluvia para percibirlo.

Curiosamente, el mismo olor se encuentra en la cáscara de la remolacha, y en ciertos hongos que la prudencia exige no clasificar aquí.

Ahora bien, el Petricor es el olor a lluvia cuando esta cae sobre la tierra; pero seguramente muchos coincidirán en que existe otro aroma, uno que incluso permanece suspendido en el aire después que ha dejado de llover.

El poeta William Blake —a quien se le atribuye el olfato de un dromedario— realmente estaba en lo cierto cuando describían esa extraña fragancia que parecía flotar en el aire después de la lluvia. Se trata, decíamos, de una combinación de olores y reacciones químicas:


1- Ozono: cuyo olor se asemeja vagamente al del cloro. Se produce a partir de la descomposición de las moléculas de oxígeno y nitrógeno. Este olor no se origina en el suelo, sino que es presionado hacia abajo por las corrientes de aire que circulan en las nubes de lluvia. Su aroma podría resumirse de la siguiente forma: huele a limpio.

2- Geosmina: de olor parecido a la humedad que se desprende el moho. Algunas bacterias, como el streptomyces coelicolor, liberan esporas cuando llega la lluvia, y permanecen suspendidas en el aire durante varios minutos después de que hayan cesado las precipitaciones. Su olor, aislado del ozono, es sencillamente el olor a tierra mojada.

William Blake fue, además de un extraordinario poeta, un gran olfateador de lluvias. La mayoría de nosotros somos mucho más sensibles a la geosmina, de forma tal que rara vez detectamos el aroma fresco del ozono suspendido en el aire, pero el poeta, en cambio, se jactaba de poder seguir el rastro de las corrientes de ozono antes de que ascendieran nuevamente hacia las nubles.

Naturalmente, William Blake no hablaba de ozono en aquellos tiempos, sino de un rastro odorífero que él asociaba con el olor de los ángeles y otras criaturas escurridizas.



miércoles, 2 de mayo de 2018

Cuando ya no esté


Cuando ya no esté
si quieres mirarme,
si quieres sentirme,
búscame en la risa de los niños,
en el perfume de las rosas,
en el aletear de las mariposas,
en la lluvia de las tardes de mayo...

No me busques
en las profundidades del océano
ni en la negrura de la noche fría.
Búscame en el vuelo de una paloma,
búscame en la luz del alba,
o en los rayos del sol al atardecer
en una playa cubana,

Búscame en la transparencia del aire,
o del agua del río que correrá por tu almohada.
Búscame en la gota de rocío
que mojará tus zapatos
cuando camines por la hierba en las mañanas.

Cuando ya no esté te enviaré un mensaje,
lo escribiré en la canción
que romperá tu silencio
para decirte al oído:
"Te amo tanto, tanto
como te amaba en aquellas tardes
cuando dormías en mis brazos
y soñabas que el mundo
descansaba en mis manos.

Sólo te pido que, antes de que me vaya,
me cubras el camino con rosas blancas,
lirios, azucenas, margaritas...
Alegra el ambiente de mi despedida
con notas de la novena sinfonía
de Beethoven: Himno de la alegría.

No llores, no sufras, no te lamentes,
recuerda las palabras del poeta-
dramaturgo Calderón de La Barca:
"La vida es solo un sueño
y la muerte el despertar".

Te prometo, amor mío,
que un mañana no muy lejano,
cuando menos lo esperes,
nos encontraremos otra vez,
quizás en un mundo más humano,
y otra vez seré yo,
y otra vez serás tú,
y otra vez  nos amaremos,
y otra vez partiremos,
y otra ve regresaremos
y otra vez  la historia
comenzará de nuevo.
Esperanza E Serrano
Brandon Fl


lunes, 16 de abril de 2018

Trenza tu cabello, niña



Decía mi abuela que, cuando una mujer se sintiera triste, lo mejor que podía hacer era trenzarse el cabello; de esta manera el dolor quedaría atrapado entre los cabellos y no podría llegar hasta el resto del cuerpo; había que tener cuidado de que la tristeza no se metiera en los ojos pues los haría llover, tampoco era bueno dejarla entrar en nuestros labios pues los obligaría a decir cosas que no eran ciertas, que no se meta entre tus manos- me decía- porque puedes tostar de ...más el café o dejar cruda la masa; y es que a la tristeza le gusta el sabor amargo.
Cuando te sientas triste niña, trénzate el cabello; atrapa el dolor en la madeja y déjalo escapar cuando el viento del norte pegue con fuerza.
Nuestro cabello es una red capaz de atraparlo todo, es fuerte como las raíces del ahuehuete y suave como la espuma del atole.
Que no te agarre desprevenida la melancolía mi niña, aún si tienes el corazón roto o los huesos fríos por alguna ausencia.
No la dejes meterse en ti con tu cabello suelto, porque fluirá en cascada por los canales que la luna ha trazado entre tu cuerpo. Trenza tu tristeza, decía, siempre trenza tu tristeza…
Y mañana que despiertes con el canto del gorrión la encontrarás pálida y desvanecida entre el telar de tu cabello.
Paola Klung escritora mejicana

miércoles, 11 de abril de 2018

Un beso

Triste es empezar el día
y no sentirte a mi lado,
cuando quiero darte un beso.

No sé si lo aceptarás,
o si tal vez lo rechaces,
no sé cómo lo tomarás
pero quiero enviarte un beso.
u silencio me dirás
si en ti se queda impreso
o qué camino encontrará
este pobre beso mío,
que no sé si lo guardarás
o si con desdén lo mirarás
y luego lo enterrarás
en el fondo de algún río.

Esperanza E Serrano
mayo 2008
Fort Myers, Fl.
Con t

Silueta



Hoy amanecí silueta´
De tanto pensarte
he perdido tu rostro.
Ya no sé de tu risa
ni del calor de tus labios,

Mi cuerpo es arena.
Tu perfume se ha perdido
por los cráteres de mis mañanas.

Te busco, amor,
y me duelen los susurros
de las tardes de lluvia
en mis sábanas huérfanas
de juegos y besos.

Mi cama, vacía de ensueños,
de amor y ternura,
me reclama tu ausencia.
no entiende de gemidos,
ni suspiros ansiosos.

Me duele tu olvido
y esta gran soledad 
como única dueña
de todos mis latidos.
Esperanza E Serrano
Nueva Gerona. 
Isla de la Juventud, Cuba.1990



jueves, 1 de febrero de 2018

Esto no es una respuesta a Leonardo Padura



Por Zoé Valdés.
En la ciudad de Toledo, España, fue entrevistado Leonardo Padura, y como es habitual en sus cada vez más frecuentes costumbres de divo internacional, opinó y soltó pestes sobre la política estadounidense –en este caso no se niega a hablar de política- y, obvió expresarse sobre la política castrista, de lo que invariablemente se niega a dar una opinión, casi siempre alegando precisamente que él no se dedica a la política.
Conocí a Leonardo Padura a finales de los años ’80 en La Habana. Yo iba junto al editor italiano Carlo Feltrinelli, hijo del célebre y malogrado Giangiacomo Feltrinelli, quien me pidió que lo acompañara hasta la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba, modelo soviético), pues tenía una cita con su presidente de aquel entonces, Abel Prieto, quien después fue nombrado Ministro de Cultura, y creo que lo sigue siendo. Carlo Feltrinelli deseaba reunirse con jóvenes escritores cubanos, pues ansiaba ser el primero en publicarlos en Italia. La reunión se produjo en uno de los laterales de la casona expropiada por los Castro a inicios de la horrenda debacle, en una terraza que daba al patio. Allí asistieron un grupo de escritores jóvenes y no tan jóvenes. Abel Prieto se hizo esperar, llegó meneando sus bucles, con esa cara inmensa, por la que lo bautizó Reynaldo González “El Buró con Bucles”. A su lado, como una especie de guardaespaldas se encontraba Leonardo Padura, con un atuendo muy parecido al de los milicianos. Prieto pidió su bebida predilecta, ron con leche, y Padura bebió de lo que trajeron para el resto, ron a palo seco, y apenas habló como no fuera para apoyar las palabras de su jefe. Leonardo Padura era entonces en toda regla un funcionario de la UNEAC, y miembro del Partido Comunista. Pocos hablaron. Yo tampoco dije ni esta boca es mía, porque desde siempre tuve como divisa que el silencio en estos casos debía ser lo más adecuado.
Recuerdo la gran decepción de Feltrinelli cuando salimos de esa reunión donde no llegó a ningún acuerdo con Prieto, ni con su secuaz Padura. A su demanda de nombres jóvenes de la literatura cubana, Prieto desplegó la larga lista de viejos escritores comunistas de toda la vida, encabezada por Nicolás Guillén, el que lo había precedido casi una eternidad como presidente de la UNEAC, nombrado Poeta Nacional por las máximas autoridades.
Carlo Feltrinelli, bastante apesadumbrado, y yo más bien acostumbrada, nos dirigimos a buscar a su hotel al otro Carlo, su mejor amigo italiano, y de ahí nos dispusimos a dar un largo e inolvidable paseo por el Malecón. Me sentía algo incómoda, yo era una joven cubana escoltada por dos intelectuales italianos, polémico uno, porque Carlo se mostraba peligrosamente interesado en la influencia de Fidel Castro en la muerte loca -casi suicidio- de su padre, y arrebatadoramente bello y desinhibido el otro, quien amenazaba, en un arranque turístico-emocional de desnudarse en pleno muro del Malecón.
Sin embargo, seguía pensando en lo ocurrido en la UNEAC. Mi impresión acerca de Abel Prieto fue bastante indiferente; en cuanto a Leonardo Padura puedo decir que repelí su actitud vasalla, aunque no me interesó más que eso, lo vi como un ser sombrío bajo el ala de Abel Prieto.
En aquella época Reinaldo Arenas (no lo nombro por gusto, verán por qué) se encontraba exiliado, y desde 1980, época en la que se largó por el Puerto de Mariel junto a otros cientos de miles de cubanos, publicaba con frecuencia en las editoriales españolas. Poco tiempo después conocería de su suicidio, y leí como pude, allá, en la isla cárcel, sus memorias publicadas por Tusquets, ‘Antes que anochezca’. Reinaldo se había convertido en el dolor de cabeza permanente en el extranjero de la nomenklatura y el aparato represor castrista. Su nombre desapareció como desaparecieron infinidad de nombres de la literatura y las artes de ese país, por sólo nombrar tres: Lydia Cabrera, Guillermo Cabrera Infante y Celia Cruz.
En 1995, el 22 de enero, llegué a Francia de manera definitiva. Nunca había querido irme de Cuba, por las razones que explico en esta reciente entrevista que me hizo el escritor Denis Fortún. Sin embargo, mi situación personal en la isla se había convertido en una auténtica pesadumbre política, algunas de las razones también aparecen en la misma entrevista. Salir con mi pequeña hija de un año y dos meses no fue fácil, el Ministro del Interior Abelardo Colomé Ibarra, conocido como Furry, se oponía. Pero pude por fin llegar a este país, y después de muchos esfuerzos, sin poseer un documento de identidad y sin permiso de trabajo, logré  editar ‘La nada cotidiana’, que había sido enviada por mi y a través de distintas vías fuera de Cuba antes de mi salida.
Toda una página (la última) de ‘Le Monde’ se refirió a la novela. El éxito fue rotundo, los artículos se multiplicaban, muy favorables. Los mejores críticos literarios de prensa y televisivos, tanto en Francia como en Alemania, apostaron por esa novela. En España demoraron en editarla, pero tuve la suerte de que Sigrid del Carril lo decidiera y la publicara en aquella prestigiosa editorial Emecé (que ya me había rechazado en una preciosa carta mi primera novela, pero que auguraba que con la segunda la “Valdés daría un batacazo”), hoy Salamandra. Las críticas fueron también muy buenas, y El País dedicó un extenso reportaje sobre el libro  y hasta sobre mis lecturas, en las que yo mencionaba, entre otros, a Eduardo Mendoza.
Quedaba preguntarse quién era yo. Para algunos, yo no era anticastrista sino más bien crítica con el régimen y eso significaba que los Castro se abrían al mundo. Para otros lo era, y eso también significaba que Cuba estaba cambiando.
Cuba no, pero los Castro me cerraron las puertas de mi país de inmediato, ocurrió a pocos días de que la novela saliera editada en Francia, con aquel hermoso y rotundo artículo publicado por ‘Le Monde’ y firmado por el Premio Goncourt, Erik Orsenna, donde me comparaba con Alexandre Soljenitsyne y con Milan Kundera. Enseguida el oficial y Agregado Político de la Embajada, Aurelio Alonso, acompañado de la periodista comunista francesa Jeannette Habel, se personaron en la buhardilla donde vivía, y ambos, cada a su manera, me dieron el aviso, en tono de pérfida amenaza. Entré en la ‘Lista Negra’ del castrismo.
Poco tiempo después, bastante rápido, por cierto, aparecieron Abilio Estévez en el panorama literario español, y enseguida Pedro Juan Gutiérrez y Leonardo Padura; ninguno se desentendía del régimen castrista, las declaraciones de Estévez, instalado inclusive en Barcelona, eran más bien indiferentes, desganadas y esporádicas, y los otros dos vivían en Cuba, sin que nada les sucediera al publicar en el extranjero, lo que le costó dos años de prisión a Reinaldo Arenas, y a mi por poco un tribunal judicial a la manera castrista.
A Leonardo Padura lo volví a ver en Francia. Lo había publicado Anne-Marie Métaillié, prestigiosa editora de izquierdas, bajo la tutela aparente del chileno Luis Sepúlveda. Nos encontramos invitados ambos en un Panel dentro de un evento llamado ‘La Plume Noire’. Yo presentaba mi novela ‘Café Nostalgia’, y hablé de lo que fue mi experiencia en el ICAIC (Instituto de Arte e Industria Cinematográficos) como contratada, y de mi novela -exclusivamente-, sobre todo, porque antes de subir al escenario donde se hallaba la mesa, una de las organizadoras me advirtió que estaba prohibido tocar el tema político de Cuba. Padura, sin embargo, lo primero que hizo cuando le tocó su turno fue hablar de política y de las ventajas de la “revolución” castrista. Intenté contestarle, para precisar algunos errores en su intervención sobre el ICAIC, una vez culminó la misma, y casi me saltó al cuello. Su ataque fue virulento y bastante machista. No esperaba un ataque de semejante bajeza.
Sus hirientes palabras recibieron una resonancia de aplausos proveniente desde una ‘clique’ situada en el centro del lunetario, muy bien ubicados y unidos entre ellos.
Otra escritora cubana se hallaba en el Panel, Mayra Montero, a quien yo había conocido en Cuba a inicios de los ‘80, en uno de sus viajes facilitados por su ex novio Luis Rogelio Nogueras, a través de Alfredo Guevara, el presidente del ICAIC, siendo una exiliada en Puerto Rico. Mayra Montero optó por callarse, no salió en mi defensa, más bien apuntó con sus palabras a una velada alianza con Leonardo Padura.
Meses más tarde, Leonardo Padura reiteró el ataque en mi contra, esta vez en la prensa española. Dijo exactamente que: “Zoé Valdés produce una literatura que no es literatura. Ella siempre fue una funcionaria y se exiló en avión con su marido y su hija. Se ha inventado un personaje de mártir que es falso. Ella miente mucho”. Nunca pude responder a este ataque, ningún periódico aceptó mi derecho a respuesta.
Varios jurados de prestigio han premiado mi obra en distintas partes del mundo. Nunca fui funcionaria como en cambio sí lo fue él, sólo trabajé cuatro años contratada por el ICAIC, y como esposa acompañante en la UNESCO, durante cinco años. Me exilé en avión como tantos otros artistas e intelectuales cubanos. Nunca me he inventado ningún tipo de personaje de mártir, ni me interesa para nada el martirio ni el ‘martirologio’ en mi vida personal. No miento, como sí ha mentido él en numerosas ocasiones. La prueba es que el tiempo me ha dado la razón.
Es curioso que ese ataque de Padura en la prensa española a mi persona, saliera precisamente acoplado a otro ataque de su cúmbila Abel Prieto, ya entonces Ministro de Cultura, en el que se refería a Guillermo Cabrera Infante como un loco, y a mi como una pornógrafa. Pero más curioso todavía es que esa agresión, volviera a relucir precisamente, años más tarde, en la prensa comunista francesa, cuando la Universidad de Valenciennes en Francia decidiera entregarme el título Doctor Honoris Causa. Uno de los profesores me contó, por cierto, que la embajada castrista en París insistía para que otorgaran ese honor a Leonardo Padura en lugar de a mi, y cuando vieron que no podían conseguirlo llegaron inclusive a amenazar verbalmente al profesor en cuestión.
Tras recibir en 1998 la Orden de Chévalier de las Artes y las Letras otorgada por Francia de manos de la Ministra de Cultura Catherine Trautmann, Cuba se dedicó con esmero a buscarle la misma condecoración o en mayor grado a Leonardo Padura y a Wendy Guerra, esta última llegó a declarar en la revista Paris Match, que “Raúl Castro ha vuelto a poner a Cuba en el mapa universal”. Ambos fueron condecorados, sin vivir en Francia y sin hablar francés.
Tusquets y Beatriz de Moura siguieron publicando a Leonardo Padura en detrimento de la obra de Reinaldo Arenas. La correspondencia entre Margarita y Jorge Camacho, tan importante para conocer lo que sucedió en la vida del escritor, posterior a su exilio, fue rechazada por la editorial, entre otros libros, según me comentó mi amigo Jorge Camacho, albacea, junto con Margarita, su esposa, de la obra de Reinaldo.
La prensa española, los festivales y ferias del libro, el cine, hasta Netflix, han ensalzado en estos últimos años a algunos de esos escritores que le hacen con toda evidencia el juego sucio al régimen, han sido sus cómplices y han contribuido a su lavado de imagen.
España reconoció el provincianismo autoritario de la obra de Leonardo Padura con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, formaba parte del jurado su editora Beatriz de Moura, quien no dudó en afirmar que “Padura se merece un reconocimiento más allá de la literatura”, o sea, por encima de lo humano y lo divino. Ruego, insisto, lean mi entrevista con Denis Fortún para que sepan algo más sobre esta señora. Reconocimientos van y reconocimientos vienen, pese a que su desabrido ‘Regreso a Ítaca’ recuerde tanto a aquel título de Guillermo Cabrera Infante ‘Ítaca vuelta a visitar’, y el libro de Álvaro Alba, sobre León Trotsky, ‘En la pupila del Kremlin’ haya pasado por editoriales españolas, entre ellas Tusquets, antes de que apareciera Padura con su novela ‘El hombre que amaba a los perros” sobre el mismo tema –según me ha confirmado el autor de ‘En la pupila del Kremlin’.
En su novela ‘El hombre que amaba a los perros’, un Leonardo Padura subido en una especie de pedestal que él mismo se ha construido con la complicidad de los que amaron y aman a los Castro y al castrismo, se refiere a España y a los españoles con la siguientes palabras: Éste es un país de imbéciles, beatos hipócritas y fascistas de nacimiento… Sus amigos en Dax fueron hijos de aldeanos pobres y de emigrantes españoles, con los que disfrutaba saliendo a los bosques cercanos a recolectar trufas, guiados por los cerdos.”
España premió con una de sus más insignes condecoraciones, y sigue premiando, a quien de tal modo se expresó de ella y de los españoles, a quien se ha callado frente al intento de golpe de estado del catalanismo separatista –disfrutando como disfruta de la ciudadanía española-, y a quien usa el símbolo de una pelota de béisbol en un acto Real con Su Majestad el Rey de España, haciendo gestos alborotados con su mano y con la pelota -los que sabemos qué significan algunas señas y gestos en ese deporte entendimos muy bien su desprecio y afrenta en un evento tan importante de la Corona y de España.
Por último, aunque volviendo al inicio, Padura se deshace en agresiones en contra de Estados Unidos, de su pueblo, y del presidente elegido por los estadounidenses, y por supuesto en contra del exilio cubano. Lo hace allá en Toledo, aunque la semana anterior en Miami prefirió jugarle otra bola al público de la librería que lo acogió. Padura, el que jamás ha criticado la absoluta falta de elecciones presidenciales en Cuba durante 59 años de tiranía castrista. Padura, el que calla cobardemente cuando de enfrentar a los tiranos se trata.
Por suerte, otro escritor, cubano-estadounidense, Rolando H. Morelli, ha sabido responderle en este brillante artículo. Cito un fragmento: Padura declara a un grupo de periodistas españoles en la ciudad de Toledo, que “aunque (él) no puede asegurarlo, (…) Trump es presidente porque frente a él había una candidata que era una mujer”. El pleonasmo sirve acaso para encubrir la estulticia de semejante declaración. Donald Trump no sólo se enfrentó a “una candidata”, que por fuerza había de ser mujer, sino a numerosos otros candidatos “hombres”, a quienes derrotó. Al estalinista Bernie Sanders, no tuvo que enfrentarse, gracias a que “la candidata mujer” consiguió con artimañas y trapacerías ningunearlo y excluirlo dentro de su propio partido. Fue gracias a que Hillary Clinton no consiguió hacerse con la presidencia de la nación, precisamente, que han podido salir a relucir una serie en cadenas de hechos conspirativos y de abusos de poder de los que la propia candidata y sus colaboradores son protagonistas, y por los cuales lleguen acaso a resultar inculpados”. 
Resulta una vez más curioso que Leonardo Padura salga en defensa de la corrupta Hillary Clinton cuando jamás ha manifestado el más mínimo apoyo a las Damas de Blanco, esposas y madres de lo presos políticos cubanos, ni haya dicho esta boca es mía cuando el régimen asesinó a Laura Pollán, su líder, entre otras mujeres y hombres vilmente sacrificados.
Pero más peculiar resulta que este hombre que sale en auxilio de la señora Clinton – que no solo ha sido Primera Dama, además ha ostentado cargos poderosos en el Gobierno norteamericano, cosa que no sucede en Cuba con ninguna mujer opositora- sea quien en numerosas circunstancias se haya interpuesto y haya ejercido su machismo-leninista para evitar que una mujer continúe libremente con su carrera de escritora, poniéndole barreras y trabas, cerrándole puertas, allí donde su garra insolente y maloliente a tabaco de falso linaje ha llegado.
Esa escritora, esa mujer, es quien les escribe. No a Padura, a ustedes, para que lo sepan de una vez. Porque, por supuesto, “esto no es una carta a Padura”, parodiando la célebre obra de René Magritte, “Ceci n’est pas une pipe”. Esto es, como lo podrán suponer –arte mediante-, una carta a Leonardo Padura, el que se oculta detrás de lo que no es.
Zoé Valdés.

viernes, 12 de enero de 2018

No te enamores


No te enamores de una mujer que lee,
de una mujer que siente demasiado,
de una mujer que escribe...
No te enamores de una mujer culta,
maga, delirante, loca....
No te enamores de una mujer que piensa,
que sabe lo que sabe y además sabe volar;
una mujer segura de sí misma.
No te enamores de una mujer que se ríe
o llora haciendo el amor,
que sabe convertir en espíritu su carne;
y mucho menos de una que ame la poesía
(esas son las más peligrosas),
o que se quede media hora contemplando una pintura
y no sepa vivir sin la música.
No te enamores de una mujer a la que le interese la política,
que sea rebelde y vertige un inmenso horror por las injusticias.
Ni de una mujer que es bella
sin importar las características de su cara y de su cuerpo.
No te enamores de una mujer intensa,
lúdica y lúcida e irreverente.
No quieras enamorarte de una mujer así.
Porque cuando te enamoras de una mujer como esa,
se quede ella contigo o no,
te ame ella o no,
de ella,
de una mujer así,
jamás se regresa.

 Rivera-Garrido, Martha que nació en Santo Domingo, República Dominicana, el 19 de enero del 1960 y es biznieta del gran poeta dominicano Gastón Fernando Deligne.
Arte : Daniel F. Gerhartz, un pintor,nacido en Estados Unidos de América (Wisconsin en1965)