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miércoles, 10 de febrero de 2010

Hablemos del amor.


En tiempos difíciles sólo el amor puede salvarnos.
No es posible vivir en la tristeza, con la soledad
como fiel compañia colgando frustraciones a su paso.

A veces nos equivocamos y perdemos el rumbo.
Tratamos de beber en la fuente del amor a la ligera,
olvidando que la sed acumulada por la carencia
de los años, no se satisface en un instante.

Otras veces creemos que es fácil encontrarlo,
como si el amor pudiera fabricarse de un tirón,
y ponerle alas al antojo del momento,
sin equivocos que puedan detenerlo.

El amor es limpio, no admite falsedades,
egoísmos, traiciones, ni rencores.
Se nutre de ansias compartidas;
desecha los deseos reprimidos
y no congenia con el aburrimiento.

El amor es quimica; es llama ardiente,
es el fuego de la danza sublime
de las mariposas en el vientre
en las tardes de lluvias
y en las noches de insonnios.

Es preciso librarlo de espejismos,
sino nace, no crece, y si nace,
hay que evitar que muera por descuido.
El amor es vida que fluye y se alimenta
de alegría, ternura, sosiego y armonía

Requiere de mimos, de atenciones,
de tiempo para alzar el vuelo libremente,
El amor no es ilusión efímera,
es percepción, es sentimiento.
No es la flor que se marchita en el vaso,
ni la que en la rama muere.

La felicidad que nos trae
a veces se presenta,
como un suspiro en la noche,
y duele cuando se pierde,
dejándonos indefensos,
muertos en vida...

Esperanza E Serrano

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