Cultivo una rosa blanca
en julio como en enero,
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni oruga cultivo:
cultivo una rosa blanca.
XLV
Sueño con claustros de mármol
donde en silencio divino
los héroes, de pie, reposan:
¡De noche, a la luz del alma,
hablo con ellos: de noche!
Están en filas: paseo
entre las filas: las manos
de piedra les beso: abren
los ojos de piedra: mueven
los labios de piedra: tiemblan
las barbas de piedra: empuñan
la espada de piedra:lloran:
¡Vibra la espada en la vaina!
Mudo les beso la mano.
¡Hablo con ellos, de noche!
están en filas: paseo
entre las filas: lloroso
me abrazo a un mármol: "Oh Mármol!,
¡dicen que beben tus hijos
sus propia sangre en las copas
venenosas de sus dueños,
que hablan la lengua podrida
de sus rufianes! ¡ Que comen
juntos el pan del oprobio,
en la mesa ensangrentada!
¡Que pierden en lengua inútil
el último fuego! ¡Dicen.
Oh mármol!, mármol dormido
que ya se ha muerto tu raza!"
Échame en tierra de un bote
el héroe que abrazo: me ase
del cuello: barre la tierra
con mi cabeza: levanta
el brazo, ¡el brazo le luce
lo mismo que un sol!: resuena
la piedra: buscan el cinto
las manos blancas: ¡del soclo
saltan los hombres de mármol!
José Martí Pérez
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