¡Pobre amor! No lo despiertes,
que se ha quedado dormido.
Hay en sus labios inertes,
la tristeza del olvido.
¡Pobre amor! No lo despiertes,
Dios sabe cuánto ha sufrido.
¡Pobre amor! No lo despiertes,
que se ha quedado dormido.
Alberto Ureta
Poeta peruano
(1885_1966)
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