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domingo, 17 de julio de 2011

Un poco de romanticismo


La vida está llena de emociones, de alegrías, de desilusiones, de esperanzas, de anhelos, de sueños, de añoranzas, de cosas idas antes de tiempo, de recuerdos agradables, de recuerdos tristes, de nostalgias, desesperanzas, tristeza y soledades forzadas en las noches de otoño.
Una vida monótona, monotemática, opaca, desidiosa... no es vida.
Fuerte es el amor que nos inspira y nos llena de mariposas de colores el alma. Ese amor no se olvida ni aunque pasen los años. Pueden venir otros amores, otras ilusiones, otros espejismos... pero aquel amor verdadero que nos llenó la vida de canciones, y nos llenó de alegrías a pesar de los vientos huracanados y de las noches de invierno, del frío y del hambre y de los tiempos dificiles, no se olvida fácilmente, porque quizás, sin quererlo y sin saberlo, nos marcó dejando huellas imborrables en nuestras vidas. Ese es el amor recurrente que nos viene a la mente y nos hace escribir o decir cosas que de alguna manera nos ayudan a refrescar el alma cargada de pesares.
La fuerza del amor

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