Watergate, aquí empezó todo.
Por:Emili J. Blasco
Para quienes han tenido un apartamento en el Watergate -Plácido Domingo, Condoleezza Rice, Mstislav Rostropovich, Elizabeth Taylor (en uno de sus matrimonios)- ese nombre les evoca uno de los complejos residenciales más prestigiosos de Washington,
a orillas del río Potomac. Para el resto, Watergate es lo opuesto: la
cloaca del sistema político estadounidense. El nombre está tan unido
al escándalo que echó al presidente Richard Nixon de la Casa Blanca, que
al pasar por el Watergate lo primero que se piensa es que este conjunto
de cinco edificios (tres de viviendas, uno de hotel-oficinas y otro de
oficinas solo) se bautizó así para recordar el caso que hizo famoso en todo el mundo el periodismo de investigación, cuando fue al revés.
Para quienes han tenido un apartamento en el Watergate -Plácido Domingo, Condoleezza Rice, Mstislav Rostropovich, Elizabeth Taylor (en uno de sus matrimonios)- ese nombre les evoca uno de los complejos residenciales más prestigiosos de Washington,
a orillas del río Potomac. Para el resto, Watergate es lo opuesto: la
cloaca del sistema político estadounidense. El nombre está tan unido
al escándalo que echó al presidente Richard Nixon de la Casa Blanca, que
al pasar por el Watergate lo primero que se piensa es que este conjunto
de cinco edificios (tres de viviendas, uno de hotel-oficinas y otro de
oficinas solo) se bautizó así para recordar el caso que hizo famoso en todo el mundo el periodismo de investigación, cuando fue al revés.
Hace ahora cuarenta años, en la madrugada del 17 de junio de 1972, algo estaba pasando en la sexta planta del edificio con portal en 2600 Virginia Avenue (1),
donde se ubicaba la sede del Comité Nacional Demócrata. Poco después de
la una, uno de los guardas del complejo se dio cuenta de que varias puertas de acceso tenían cinta adhesiva en el pestillo
para impedir que quedaran cerradas con llave. El guarda quitó la cinta,
sin pensar que estuviera sucediendo nada extraño. Pero cuando una hora
después vio que la cinta estaba puesta de nuevo en las puertas, llamó a
la Policía. Los agentes encontraron dentro de las oficinas del Partido
Demócrata a cinco hombres, todos vestidos de traje y con guantes de látex.
Estaba intentando colocar micrófonos ocultos y buscaban documentos. Fue
el hilo del que se estiró la madeja, en un proceso que terminaría dos años después con la dimisión de Nixon, por encubrimiento de las prácticas ilegales de su comité para la reelección..
En realidad no era la primera vez que sus secuaces habían penetrado
allí; ya un mes antes habían colocado micrófonos, pero se había
detectado un problema que querían subsanar. Las escuchas eran seguidas desde el edificio de enfrente (2),
el entonces motel Howard Johnson (2601 Virginia Av), que hoy funciona
como residencia de estudiantes. Tampoco era la primera vez que ocurría
un robo en el Watergate: curiosamente la primera víctima, en 1969, fue la secretaria personal de Nixon, Rose Mary Woods, a quien ladrones comunes le sustrajeron joyas.
El complejo fue durante las eras de Nixon y Reagan lugar de residencia
de muchos republicanos: llegó a llamársele White House West y también la
Bastilla Republicana. Además de los ya mencionados, en el Watergate han
vivido Robert McNamara, Alan Greenspan, Caspar Weinberger y también brevemente Monica Lewinsky, que por su propia cuenta originaría otro ‘gate’ que a punto estuvo de derribar un segundo presidente.
No sin polémica por la mastodóntica urbanización que suponía a
orillas del río, el Watergate fue comenzado a construir en 1963 y no fue
concluido hasta 1971. El terreno había sido pensado primero para sede
del Banco Mundial, pero los planes cambiaron. El nombre se tomó de una
zona próxima: los escalones que, tras el memorial de Lincoln, descienden
al Potomac y que se habían pensado originariamente como la oficial
puerta de entrada a Washington para los dignatarios que llegaran
cruzando el río.
Otros escenarios de la trama del Watergate son el apartamento del periodista del Washington Post Bob Woodward (1718
P Street) y el aparcamiento subterráneo donde este se entrevistaba con
‘garganta profunda’ (esquina Wilson Boulevard/ North Nash Street, en
Rosslyn, al otro lado del río; los encuentros tenían lugar en el sitio
32 D, del piso 3)
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