Por Emili J Blasco
Sep 28 del 2012
Capital América
La creciente sospecha de que la Casa Blanca ‘tapó’, por motivos electorales,
 la posibilidad de que Al Qaida tuviera alguna relación con el ataque al
 consulado estadounidense en la ciudad libia de Bengasi, tiene ya un 
nombre: ‘Bengasi-gate’. La vinculación de alguna forma de Al Qaida del 
Magreb con unos disturbios que se cobraron la vida del embajador y otros
 tres norteamericanos de la plantilla de la embajada acaba de ser 
admitida por la secretaria de Estado, Hillary Clinton. También el 
ministro de Defensa, Leon Panetta, ha reconocido que fue un ataque ‘planificado’ y lo ha calificado de ‘terrorista’.
Esto constrasta con la versión mantenida hasta ahora por la Administración Obama. Las primeras versiones oficiales de Washington señalaron que la protesta en Libia el 11-S había ocurrido de manera no premeditada,
 copiando improvisadamente las manfestaciones que horas antes habían 
comenzado en El Cairo en rechazo del polémico vídeo que denigra a 
Mahoma. Lo sospechoso es que después se mantuviera esa versión y que 
incluso días después la embajadora ante la ONU, Susan Rice, recorriera 
diversas televisiones con la intención de asentar que todo fue 
“espontáneo”.
¿Qué propósito habría tenido tapar que fue Al Qaida u otro grupo terrorista? Pues evitar
 que en plena campaña electoral, además precisamente en un 11-S, Estados
 Unidos se viera de nuevo atacado por su viejo enemigo, justo cuando Obama está exhibiendo el triunfo de la muerte de Bin Laden y de haber “diezmado” Al Qaida.
 La pretendida espontaneidad de lo ocurrido también solventaba preguntas
 sobre fallos de inteligencia y seguridad, ya que no se podía haber 
detectado algo que no habría estado en gestación.
Pero el diario personal del embajador muerto, Christopher Stevens,
 como ha divulgado la CNN enfrentándose con su familia y con el 
Departamento de Estado, recogía que el diplomático ya había alertado de 
la radicalización de elementos libios. También se habían producido 
recortes en la seguridad por cuestiones presupuestarias. Miembros del 
Congreso, especialmente republicanos pero también demócratas, están 
pidiendo una explicación de lo ocurrido. ¿Cuándo supo la Administración que se había tratado de un ataque terrorista? Todavía nadie les ha informado en ese sentido a los miembros de la comisión de seguridad del Congreso. Fuentes de inteligencia, según la CNN, aseguran que ‘desde el primer día’  hubo indicios que apuntaban claramente a un acto de terrorismo.

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