
Hoy es un día muy especial. Es día de dar gracias y de celebrar en familia.
Dar gracias a Dios por todo lo que hasta ahora hemos vivido; y también 
por permitirnos disfrutar con la familia y los amigos un buena cena. Es 
día de compartir alegrías y también compartir penas, porque nunca 
faltan, son parte de la vida misma.
Particularmente desde hace muchos años tengo la costumbre de dar gracias
 a Dios  al despertarme, darle gracias por dejarme ver la luz de un 
nuevo día y a la vez pedirle fuerzas para enfrentar lo que ese nuevo día
 me depara.
Hoy mi salud no anda muy bien, mi ánimo tampoco me acompaña, no 
obstante, me reuniré con una parte de la familia para celebrar y 
brindaré por aquellos que hoy están lejos físicamente, pero muy dentro 
de mi corazón. La lista es larga, por eso le pido a Dios que aleje de mi
 la tristeza, el desánimo y me dé fuerzas para, una vez más, darle las 
gracias por las cosas buenas  que la vida me ha deparado como también 
por las cosas no tan buenas o malas que también he vivido. Experiencias 
amargas, dolor, desengaños... Sufrimientos que me han servido para 
crecer y probarme a mí misma que la vida, con todos sus matices, sus 
altas y bajas, bien vale la pena vivirla a plenitud, porque es, a fin de
 cuentas, el mejor regalo que Dios nos ha dado. 
Gracias, Dios mío, por hacerme sentir que aún estoy viva!!!!
Esperanza E Serrano 


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