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jueves, 21 de enero de 2010

Vindicación de George W. Bush




Barack Hussein Obama dio la señal y la administración está ahora enfrascada en encontrar la manera de no asumir la responsabilidad por la debacle del martes y por supuesto de su irresponsable record fiscal. Ya desde antes del martes, sus principales asesores como David Axelrod y la maquinaria propagandística Obámica, que conocemos como Gran Prensa Norteamericana, descaradamente acusaban al ex Presidente George W. Bush de ser el responsable del déficit fiscal de Obama; pero ahora está más que claro que si esos argumentos no funcionaron con el electorado en Massachusetts, los Demócratas y Obama enfrentan grandes problemas con el resto del país. Y entre los puntos del mensaje que le enviaron el martes está que ya va siendo hora de que esta administración asuma su responsabilidad y deje ya de culpar a su predecesor y abandone de una vez su extraña y tramposa aritmética de la deuda.

Enderecemos entonces algunas cifras y pongamos las cosas en su perspectiva real:

1. Del 20 de enero de 2001 al 20 de enero de 2009, la deuda pública creció en $3 mil millones de millones (trillones) durante la administración Bush a $6.3 miles de millones de millones (trillones) hasta el día en que Obama cumplió su primer año en la Presidencia. Una simple operación artimética, no muy complicada, nos indica que desde el día en que Obama tomó posesión el año pasado, hasta el final del actual año fiscal y según la Oficina de Administración y Presupuesto, la deuda pública crecerá en $3.3 miles de millones de millones (trillones), por lo que en sólo 20 meses, la deuda que pondrá sobre nuestros hombros Barack Hussein Obama será similar a la del Presidente Bush durante sus 8 años en la Presidencia, con las mismas dos Guerras (Irak y Afganistán) en que actualmente está envuelta nuestra nación para protegernos del fanatismo terrorista islámico.

2. El plan de gastos de la administración Obama aprobado por el Congreso dominado por los Demócratas en febrero de 2009, duplicará la deuda nacional en 5 años y casi la triplicará pasados los 10.

3. El déficit de la administración Bush fue un promedio de 3.2% del Producto Nacional Bruto (GDP), ligeramente por encima del promedio posterior a la II Guerra Mundial de 2.7%. Los descabellados planes de crecimiento gubernamental y estatización de la economía de Obama provocarán un déficit promedio de 4.2% del GDP en la próxima década.

4. Obama es ya hoy históricamente el Presidente más gastador de toda la historia de los Estados Unidos, con sus $787 mil millones (billones) del llamado estímulo económico, una ampliación de $30 mil millones del programa de atención a la salud infantil sin tener de dónde extraer los fondos, y una ley de gastos federales de $410 mil millones que incrementó el gasto discrecional en acápites no para la defensa en un 10% para la mitad final del año fiscal de 2009 a pesar de que había jurado y perjurado en la campaña que vetaría cualquier ley de presupuesto conteniendo earmarks o gastos destinados a proyectos específicos de los congresistas para satisfacer a los intereses creados de sus estados, pero no bastándole Obama también aumentó el gasto discrecional no destinado a la defensa para el año 2010 en un 12%. Una forma segura de comprar voluntades en el Congreso.

La administración Obama dice que sus paquetes de estímulo han sido un éxito. Lo cual es completamente falso, ya que si recordamos y los electores en Massachusetts lo recordaron bien, Obama nos dijo que si se aprobaban esos paquetes, el desempleo no aumentaría por encima del 8%, pero actualmente es del 10% y esta misma mañana se anunció que las solicitudes de seguro de desempleo habían aumentado en 482 mil nuevos desempleados. Barack Hussein Obama también nos dijo que crearía (con los paquetes de estímulo) 3.7 millones de empleos, de los cuales el 90% estarían en el sector privado, pero hasta hoy el único sector que ha tenido un incremento es el sector burocrático gubernamental y el cierre de pequeños negocios en todo el país aumenta sin cesar. Si nos guiamos por los propios estándares Obámicos, los paquetes de estímulo económico han sido un fracaso total y eso también lo percibieron muy bien los electores en Massachusetts. Muchos se adelantan a decir que ya la administración recibió el mensaje y que la “rectificación” comienza con la reducción del ObamaCare. Pamplinas decimos en Nobama. Ayer mismo el liderazgo demócrata en el Senado propuso permitir al Gobierno Federal que pida un préstamo adicional de $1.9 trillones para pagar sus cuentas, lo que representa un record que elevará la deuda nacional a $14.3 trillones y Obama ha dicho que de aprobarse firmará la Ley.

Es cierto que el ex Presidente Bush cometió el error de firmar la Ley TARP (Troubled Asset Relief Program) y que prestó en razón de ella $240 mil millones a los bancos. Pero para ser justos habría que decir que esos préstamos han sido ya pagados con intereses, es decir con ganancias, al Tesoro Nacional, sólo que Obama, en lugar de utilizar esos fondos para reducir el déficit, quiere usarlos para nuevos gastos, que se unirán al desperdicio de los $320 mil millones que extrajo de los fondos del TARP, para darlos a las compañías fabricantes de autos, a sus aliados de los sindicatos, y simplemente a earmarks de sus aliados políticos, fondos que jamás serán devueltos al Tesoro.

De ahí que el pueblo cada vez esté más irritado y enojado y digámoslo claramente, francamente en rebelión contra esta administración que todavía quiere que nos endeudemos más, para así llevar a cabo su proyecto de destrucción del capitalismo e instauración del socialismo. Esa es la realidad.

Un año después de que Barack Hussein Obama llegara a la Casa Blanca, para nosotros hay algo muy claro. A pesar de sus errores, que aquí hemos criticado en más de una oportunidad, la presidencia de Bush habría sido mucho más exitosa si la llamada Gran Prensa no se hubiera dedicado por entero a tratar de que el Partido Demócrata, dominado por la extrema izquierda, recuperara el poder. Y ahora, cuando los Demócratas lo controlan todo, y esa misma prensa funciona como megáfono del Gran Líder, no deja de ser interesante observar cómo, a pesar de que lo culpa de todos sus males, Obama casi que sigue al pie de la letra la línea del “odiado” Bush en Afganistán y muestra lo fracasada que es su política de Seguridad Nacional, basada enteramente en darle nuestros mismos derechos a los terroristas.

En medio de la borrachera del Hope & Change, muchos norteamericanos olvidaron cómo el Presidente Bush levantó nuestros espíritus en uno de los momentos más tristes y desoladores de nuestra historia cuando vimos derrumbarse a las Torres Gemelas. También muchos olvidaron o parecieron olvidar, como nos mantuvo seguros mientras fue Presidente -el actual ya va por tres ataques en un año. Muchas veces nos preguntamos cómo es posible que la recompensa que recibiera por garantizar nuestra seguridad fuera que lo acusaran de cometer las violaciones más monstruosas a los derechos humanos y de crímenes de guerra. Pero peor, que muchos hayan exigido a esta fallida administración que enjuiciara a Bush por mantener a los combatientes enemigos detenidos indefinidamente. Sin embargo cuando en mayo pasado Obama firmara una orden similar reafirmando esa política de detención indefinida, esa misma Gran Prensa y la extrema izquierda se mantuvo callada.

Hoy, la realidad que no la convicción, obligan a Obama a incorporar la doctrina Bush en Afganistán, Yemen y Pakistán, aunque no quiera reconocerlo y lo culpe, como es su costumbre, de todos los males que nos aquejan. Pero a pesar de tanta deslealtad y mentira cada vez se hace más claro para el pueblo norteamericano que Bush no era un ignorante, ni su política exterior y de seguridad nacional irracional. En realidad, el Presidente Bush se adelantó a su tiempo y supo ver y comprender las políticas y los métodos para combatir en esta era moderna en que la Guerra es contra el terrorismo.

George W. Bush, parece haber tenido una comprensión total de lo que necesitaba el pueblo norteamericano, cuando más lo necesitaba. Él nos recordaba constantemente en aquellos días oscuros del 11 de septiembre y después, el por qué debíamos sentirnos orgullosos de ser americanos y no sentirnos avergonzados de ello como pretende este farsante impostor en la Casa Blanca.

El Presidente Bush merece nuestro respeto. Es por eso que a un año de que abandonara la presidencia, queremos dejar constancia de nuestra apreciación por nuestro Presidente # 43.

Una vez más: Gracias, Presidente Bush.

Nobama
Nueva York, 21 de enero de 2010

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