¡Qué desastre!
Mañana ha despertado desnudo,
nada lo cubre... ¡Qué pena!,
un Mañana presente sin techo,
sin ropas, sin zapatos,
sin un mantel para la mesa,
sin una cesta de huevos,
sin frutas, sin esperanzas...
Desde acá y desde allá
no alcanza el tiempo para tejer
las letras del silencio.
El nido de cerezos está lleno de goteras,
las sábanas ya no son blancas,
ni la noche trae el encanto y la quietud
de los agoreros de la buena suerte.
Afuera los transeúntes corren despavoridos,
tratando de alcanzar en su carrera
los últimos gramos de la luna.
Adentro llueve y el viento trae
presagios de grandes infortunios.
El río ha mudado los peces a la loma,
las caracolas se esconden en los huertos,
el mar está extenuado, cansado de besar
esa orilla que se escurre entre los dedos.
El desfile de momias no termina,
y la palabra se ha quedado hueca,
por no descifrar lo que sucede.
Es tarde ya para la aurora.
Este Mañana ya no duerme
en esas plazas quebradas de impotencias,
ahora mendiga el pan por las esquinas
y nadie escucha sus lamentos.
¡Pobre Mañana tan incierto,
tan perdido,
tan vago
y tan muerto!
Esperanza E Serrano
Nueva Gerona, 1994
No hay comentarios:
Publicar un comentario