En una carta a la misión diplomática cubana en Washington en el 2003, el Departamento de Estado se quejó de que se había cansado de los “numerosos ejemplos de espionaje cubano contra Estados Unidos” y estaba expulsando a siete funcionarios de la misión.
Lo que no decía la carta es que la comunidad de inteligencia de EEUU estaba indignada de que los espías de La Habana habían estado robando secretos federales sobre los preparativos para la invasión a Irak, y pasándoselos al gobierno de Saddam Hussein.
Tampoco decía que las expulsiones habían perdonado a los jefes de la inteligencia cubana en Washington y las Naciones Unidas, en una clara advertencia de que se les ordenaría abandonar el país también si Cuba expulsaba en represalia a diplomáticos estadounidenses de La Habana.
La nota, que daba a los siete diplomáticos cubanos 10 días para abandonar el país, fue la mitad de la mayor expulsión de diplomáticos cubanos de que se tiene memoria. Se ordenó asimismo salir del país a otros siete que trabajaban en la misión cubana ante las Naciones Unidas.
Pero, aunque la expulsión de los siete cubanos en Washington y la identidad de los siete expulsados de la misión de la ONU se publicaron en ese momento, los nombres de los declarados “persona non grata” en Washington nunca se hicieron públicos.
La nota del Departamento de Estado del 13 de mayo del 2003 que contenía esos nombres fue desclasificada el martes bajo una solicitud de la Ley de Libertad de Información presentada por Chris Simmons, experto retirado de espionaje cubano del Departamento de Defensa de EEUU. Él jugó un papel clave en el caso de Ana Belén Montes, una agente cubana en el Pentágono que está cumpliendo ahora una condena de 25 años.
“El Departamento de Estado recuerda a la Sección de Intereses de Cuba… que ha informado repetidas veces al gobierno cubano de que actividades inapropiadas e inaceptables contra Estados Unidos… no serán toleradas”, afirma la nota.
“Durante los últimos años ha habido numerosos ejemplos de espionaje de Cuba contra Estados Unidos”, agrega, mencionando los casos en que se encontró culpables a Montes, la Red Avispa de espías radicada en Miami y Mariano Faget, un funcionario del Servicio de Inmigración y Naturalización de EEUU.
A pesar de las repetidas advertencias del Departamento de Estado, “esa conducta se ha continuado, y de un modo que se considera suficientemente perjudicial para los intereses de seguridad de Estados Unidos” para merecer la expulsión de los siete diplomáticos radicados en Washington, señala.
La Sección de Intereses de Cuba en Washington y la Sección de Intereses de EEUU en La Habana no son embajadas porque ambos países no tienen relaciones diplomáticas plenas. No obstante, en ambos casos sus diplomáticos gozan de inmunidad contra el arresto.
La desclasificación de la nota señaló además varios aspectos poco conocidos de las operaciones de inteligencia de Cuba y EEUU, según expertos en Cuba del gobierno y la comunidad de inteligencia de EEUU que pidieron conservar el anonimato para hablar abiertamente sobre el tema.
Las 14 expulsiones se ordenaron a ocho semanas de comenzada la Operación Libertad Iraquí para enviar un mensaje a La Habana de que “pagaría un precio de gravedad” por estar pasando a Hussein y a otros secretos que podrían conllevar la muerte de soldados estadounidenses, dijo uno de los expertos.
Los directores de los centros de inteligencia cubana dentro de las misiones en Washington y Nueva York no fueron expulsados en un “mensaje bastante poco sutil” de que habían sido identificados por la inteligencia estadounidense y serían expulsados si La Habana tomaba represalias, añadió el experto.
No se expulsó a ningún diplomático estadounidense de La Habana y “en base a la falta de respuesta de Cuba, a todos les pareció que ellos habían entendido nuestro mensaje”, según el experto.
La lista identificó a dos de los cubanos expulsados como Raúl Rodríguez Averhoff, quien había sido expulsado de Canadá en 1995 por espiar, y Fernando García Bielsa, quien había tenido contactos con terroristas partidarios de la independencia de Puerto Rico antes de su llegada a Washington.
El Departamento de Estado decide qué diplomáticos extranjeros son aceptados para establecerse en Washington, y sus decisiones “no siempre tienen sentido”, dijo Simmons, un ex alto funcionario de la sección de contrainteligencia sobre Cuba en la Agencia de Inteligencia de Defensa.
La lista oficial de nombres mostró además algunas diferencias con la lista no oficial publicada en el 2003 en reportajes de los medios de prensa sobre las expulsiones. La lista del 2003 parece haber sido entregada a la prensa por funcionarios cubanos.
La lista del 2003 incluía al subdirector de la misión Cosme Torres; su esposa, Lourdes Bassue Webb, quien además servia como agregada cultural; los primeros secretarios García-Bielsa y José Anselmo López Perera; el segundo secretario y portavoz de prensa Juan Hernández Acen; y el tercer secretario Florentino Batista.
La lista oficial no incluyó a Bassue Webb pero sí a García-Bielsa, Torres, López Perera, Acen y Batista así como al segundo secretario Averhoff y el tercer secretario Jorge Ernesto Autie González.
Averhoff está asignado ahora a la embajada de Cuba en Buenos Aires, según Simmons. García-Bielsa fue asignado más tarde a la embajada en Chile. Y la esposa de López Perera, Josefina Vidal, está ahora a cargo del Departamento de Asuntos Norteamericanos del Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba.
tomado de:
http://impactocna.com/
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