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domingo, 20 de marzo de 2011

La canción del amor olvidado.


Para el amor más olvidado´

cantaré esta canción:

No para el que humedece los ojos todavía...

Ni para el que hace ya

sonreír con un poco de emoción...

Canto para el amor sin llanto

y sin risa;

el que no tiene una rosa seca

ni unas cartas atadas con una cinta,

Sería algún amor de niño acaso...

(Una plaza gris... Una nube... No sé...)

Para el amor más olvidado cantaré.

Cantaré una canción

sin llamar, sin llorar, sin saber...

El nombre que no se recuerda

pudo tener dulzura:

Canción sin nombres

quiero cantarte

mientras la noche dura...

Cantar para el amor que ya no evocan

las flores con su olor

ni algún vals familiar...

Para el que no se esconde entre cada crepúsculo,

ni atisba, ni persigue, ni vuelve nunca más...

Para el amor más olvidado

_ el más dulce_

el que no estoy segura de haber amado.

Dulce María Loynaz.

martes, 16 de noviembre de 2010

Isla

Rodeada de mar por todas partes,
soy isla asida al tallo de los vientos...
Nadie escucha mi voz si rezo o grito:
Puedo volar o hundirme... Puedo, a veces,
morder mi cola en signo de infinito.

Soy tierra desgajándose... Hay momentos
en que el agua me ciega y me acobarda,
en que el agua es la muerte donde floto...
Pero abierta a mareas y a ciclones,
hinco en el mar raíz de pecho roto.

Crezco del mar y muero de él... Me alzo
¡para volverme en nudos desatados...!
¡Me come un mar batido por las alas
de arcángeles sin cielo, naufragados!
Dulce María Loynaz

Nota:
Imagen: Cayo Levisa, Cuba

domingo, 3 de octubre de 2010

Poema imperfecto


Entre tú y yo, un mar de tempestades
aún sin ritmo de lunas, roto en las oquedades
de un mundo blanco... Un mar de otras edades.
(¡Barco de mi esperanza desde entonces
arriba de las olas...!)
Entre tú y yo, un río
un río turbio inflan las lluvias del estío
y se va desatando monte abajo... ¡Un gran río!
(¡Barco de mi esperanza, palmo a palmo
contra de la corriente...!)
Entre tú y yo, un lago de aguas muertas;
agua podrida, bocas abiertas
de caimanes que duermen la hora de la siesta.
(¡Barco de mi esperanza, que floreces
caminos en el fango...!)
Entre tú y yo, una estrella...
¡Tan sólo ya la gota de agua de una estrella,
el agua que cabría en una estrella...!
(Barco de mi esperanza, naufragado
en una gota de agua...!)
Dulce María Loynaz

jueves, 22 de abril de 2010

Eternidad



En mi jardín hay rosas:
Yo no te quiero dar
las rosas que mañana...
Mañana no tendrás.

En mi jardín hay pájaros
con cantos de cristal:
No te los doy, que tienen
alas para volar...

En mi jardín abejas
labran fino panal:
¡Dulzura de un minuto...
no te la quiero dar!

Para ti lo infinito
o nada; lo inmortal
o esta muda tristeza
que no comprenderás...

La tristeza sin nombre
de no tener que dar
a quien lleva en la frente
algo de eternidad...

Deja, deja el jardín...
no toques el rosal:
Las cosas que se mueren
no se deben tocar.




Dulce María Loynaz

jueves, 18 de marzo de 2010

Tiempo

Foto: Nacimiento del Río Cauto, Oriente. Cuba

TIEMPO

EL beso que no te di
se me ha vuelto estrella dentro.
¡Quién lo pudiera tornar
-y en tu boca...-otra vez beso!
Quién pudiera como el río
ser fugitivo y eterno:
Partir, llegar, pasar siempre
y ser siempre el río fresco...
Es tarde para la rosa.
Es pronto para el invierno.
Mi hora no está en el reloj...
¡Me quedé fuera del tiempo!...
Tarde, pronto, ayer perdido...
mañana inlogrado, incierto
hoy... ¡Medidas que no pueden
fijar, sujetar un beso!...
Un kilómetro de luz,
un gramo de pensamiento...
(De noche el reloj que late
es el corazón del tiempo...)
Voy a medirme el amor
con una cinta de acero:
Una punta en la montaña.
La otra..., ¡clávala en el viento!
Dulce María Loynaz

domingo, 6 de septiembre de 2009

El tiempo

Tiempo


El beso que no te di
se me ha vuelto estrella dentro...
¡Quien lo pudiera tornar
- en tu boca...- otra vez beso!


Quien pudiera como el río
ser fugitivo y eterno:
partir, llegar, pasar siempre
y ser siempre el río fresco...


Es tarde para la rosa,
es pronto para el invierno,
mi hora no está en el reloj...
¡Me quedé fuera del tiempo!


Tarde, pronto, ayer, perdido...
mañana inlogrado, incierto
hoy...¡ Medidas que no pueden
fijar, sujetar un beso!...


Un kilometro de luz,
un gramo de pensamiento...
(de noche el reloj que late
es el corazón del tiempo...)


Voy a medirme el amor
con una cinta de acero:
Una punta en la montaña...
la otra...¡Clávala en le viento!

Dulce María Loynaz





martes, 9 de junio de 2009

Dulce María Loynaz

Dulce María Loynaz
(Cuba 1902-1997)

Nació en La Habana. Hija del general del Ejército Libertador Enrique Loynaz del Castillo y hermana del poeta Enrique Loynaz Muñoz. De joven estudió bajo tutores selectos sin tener que salir de su hogar. Publicó, a los diez y siete años, sus primeros poemas en La Nación, en 1920, año en el que también visita a los Estados Unidos y casi toda Europa. En 1927 pasó los exámenes del doctorado en Derecho Civil, por la Universidad de la Habana, profesión que practicó, aunque a desganas, durante su vida adulta, dejó de ejercerla en 1961. Con el nuevo sistema de gobierno impuesto en Cuba, de nada le valían su estudios de derecho ante las nuevas leyes que día a día barrián con todos las libertades civiles y todos los derechos de la sociedad cubana


En 1950 publicó crónicas semanales en El País y Excélsior. También colaboró en Social, Grafos, Diario de la Marina, El Mundo, Revista Cubana, Revista Bimestre Cubana, Orígenes.


Invitada por la Universidad de Salamanca, asistió a la celebración del V centenario del nacimiento de los Reyes Católicos (1953). Fue electa miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras en 1951, de la Academia Cubana de la Lengua en 1959 y de la Real Academia Española de la Lengua en 1968. Ofreció conferencias y lecturas literarias tanto en Cuba, como en Hispanoamérica y en España.


A pesar de que su obra literaria no fue muy prólifera recibió varios reconocimientos y premios que la compensaron en gran medida del aislamiento forzado en que vivió gran parte de sus ultimas décadas de vida: Orden Carlos Manuel de Céspedes, Orden Félix Varela, Distinción por la Cultura Nacional y Medalla Alejo Carpentier (Cuba) y Orden de Alfonso X el Sabio (España). Fue galardonada con el Premio Nacional de la Literatura (1987), Premio de la Crítica (1991) y Premio Miguel de Cervantes (1992). Murió en la Habana en 1997.


Dulce María es la voz de la mujer cubana que representa los valores de una época ida. Desde niña me he identificado mucho con su obra y con su personalidad, austera, firme, segura de sí misma, pero sobre todo CUBANA.

Uno sus poemas que aprendí de memoria cuando era apenas una adolescente, es éste que hoy comparto con ustedes:

Tierra Cansada

La tierra se va cansando,
la rosa no huele a rosa.
La tierra se va cansando
de entibiar semillas rotas,
y el cansancio de la tierra
sube en la flor que deshoja
el viento... Y allí, en el viento
se queda...
La mariposa
volará toda una tarde
para reunir una gota
de miel...
Ya no son las frutas
tan dulces como eran otras...
Las cañas enjutas hacen
azúcar flojo... Y la poca
uva, vino que no alegra...
La rosa no huele a rosa.
La tierra se va cansando
de la raíz a las hojas,
la tierra se va cansando.
(Rosa, rosita de aromas...,
la de la Virgen de Mayo,
la de mi blanca corona...
¿Que viento la deshojó?)
¡Me duele el alma de sola!...

(La Virgen se quedó arriba
toda cubierta de rosas...)

¡No me esperes si me esperas,
Rosa mas linda que todas!...

La tierra se va cansando...
El corazón quiere sombra...

Dulce María Loynaz.


Dulce María Loynaz.

lunes, 25 de mayo de 2009

Cuba... "Isla Mía...


"Isla mía, ¡Qué bella eres y qué dulce!... Tu cielo es un cielo vivo, todavía con un calor de angel, con un envés de estrella.
Tu mar es el último refugio de los delfines antiguos y las sirenas desmaradas.
Vértebras de cobre tienen tus serranías, y mágicos crepúsculos se encienden bajo el fanal de tu aire.Descanso de gaviotas y petreles, avemaría de navegantes, antena de América: hay en ti la ternura de las cosas pequeñas y el señorío de las grandes cosas.
Sigues siendo la tierra más hermosa que ojos humanos contemplaron. Sigues siendo la novia de Colón, la benjamina bien amada, el Paraíso Encontrado.
Eres, a un tiempo mismo, sencilla y altiva como Hatuey; ardiente y casta como Guarina.
Eres deliciosa como la fruta de tus árboles, como la palabra de tu Apóstol. Hueles a pomarosa y a jazmín; hueles a tierra limpia, a mar a fuego. Cuando te pintan en los mapas, a contraluz sobre ese azul intenso de litografía, pareces una fina iguana de oro,un manjuarí dormido a flor de agua... Pero también pareces un arco entensado que un invisible sagitario blande en la sombra, apunta a nuestro corazón.
Isla grácil, te visten las auroras y las lluvias; te abanica el terral; te bailan los solsticios de verano...
...Isla esbelta y juncal, yo te amaría aunque hubiera sido otra tierra mi tierra, pues también te aman los que bajaron del Septentrión brumoso, o del vergel mediterráneo, o del lejano país del loto.
Isla mía, Isla fragante, flor de islas:tenme siempre, náceme siempre, deshoja una por una todas mis fugas. Y guárdame la última, bajo un poco de arena soleada... ¡A la orilla del golfo donde todos los años hacen su misteriosos nido los ciclones!"
Fragmentos del poema CXXIV de Dulce María Loynaz. (La Habana, Cuba 1902 _ 1998)
Figura prominente de las letras cubanas del siglo XX. Presidenta por varios años, de La Academia Cubana de la Lengua Española y miembro de La Real Academia Española. Ganadora de varios premios nacionales e internaciones, entre ellos Premio Nacional de Literatura, Cuba, 1987, y el Premio Miguel de Cervantes en 1992.
Obras:
Versos, La Habana 1938;
Juegos de Agua, Madrid 1947
Jardín (novela), Madrid 1951
Poemas sin Nombre, Madrid 1953
Carta de amor al Rey Tut-Ank-Amen, Madrid 1953
Obra Lírica, Madrid 1955
Ultimos Días de una Casa, Madrid 1958
Un verano en Tenerife, (relatos de viaje) 1958
Poesías Escogidas, La Habana 1984
Poemas Náufragos, La Habana 1991