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domingo, 20 de julio de 2014

Homenaje a Oswaldo Payá y Harold Cepero

" Los derechos no tienen color político, ni de raza, ni de cultura.Tampoco las dictaduras tienen color político, no son de derecha ni de izquierda, son sólo dictaduras"
                                              Oswaldo Payá

Que su Luz nunca se apague en nosotros. La Esperanza esta abonada por cada vela encendida a nuestros HÉROES.

Misa en La Habana en recuerdo de Harold y Oswaldo

PASIONISTAS MISA
Misa  en recuerdo de Harold y Oswaldo,
Iglesia de Los Pasionistas, La Habana
22 de julio de 2014, 4:00 pm

Misas en Cuba, Estados Unidos y España en recuerdo a Harold Cepero y Oswaldo Payá

  Discurso de Oswaldo Payá al aceptar premio Sajarov, Estrasburgo, Dic/2002

Gracias al señor presidente, Pat Cox, y a este Parlamento en el que están representados muchos pueblos de Europa.
Ustedes han concedido el premio Andrei Sajarov al pueblo de Cuba; digo al pueblo cubano porque es el gran merecedor de este reconocimiento. Lo digo sin excluir a ninguno de mis compatriotas, sea cual sea su posición política, porque los derechos no tienen color político, ni de raza, ni de cultura. Tampoco las dictaduras tienen color político, no son de derecha ni de izquierda, son sólo dictaduras. En mi país hay miles de hombres y mujeres que luchan por los derechos de todos los cubanos en medio de la persecución. Cientos de ellos están presos sólo por proclamar y defender estos derechos, por lo que yo recibo este reconocimiento en su nombre.
Digo que este premio es para todos los cubanos porque entiendo que, con este premio, Europa quiere decirles: “Ustedes también tienen derecho a los derechos”.
De esto siempre estuvimos convencidos, pero hubo etapas en las que parecía que esa verdad no era tan evidente para muchos en el mundo.
No vengo aquí a pedir apoyo para la oposición al gobierno cubano, ni a condenar a los que nos persiguen. No es una ayuda para Cuba que algunos en el mundo tomen partido por el gobierno cubano o por los que se le oponen, a partir de posiciones ideológicas. Nosotros queremos que se tome posición a favor del pueblo cubano, con todos los cubanos. Y eso significa apoyar el respeto a todos sus derechos, apoyar la apertura, apoyar la demanda de que se consulte a nuestro pueblo en las urnas sobre los cambios que estamos demandando. Pedimos la solidaridad para que se le dé la voz a nuestro pueblo en las urnas, como lo propone el Proyecto Varela.
Muchos han relacionado este premio con el Proyecto Varela, y tienen razón, porque los miles de cubanos que, en medio de la represión han firmado esa petición de referéndum, están haciendo una contribución decisiva a los cambios que Cuba necesita. Estos cambios significarían participación en la vida económica y cultural, significarían derechos políticos y civiles y reconciliación nacional. Ese sería el verdadero ejercicio de la autodeterminación de nuestro pueblo. Debe terminar el mito de que los cubanos tenemos que vivir sin derechos para sostener la independencia y soberanía de nuestro país.
El padre Félix Varela nos enseñó que la independencia y la soberanía nacional son inseparables del ejercicio de los derechos fundamentales. Los cubanos que viven en Cuba y en la diáspora, como un solo pueblo, tenemos la voluntad y las capacidades para construir una sociedad democrática, justa y libre, sin odios ni revanchas y como lo soñó José Martí: “Con todos y para el bien de todos”.
No hemos escogido el camino pacífico como una táctica, sino porque es inseparable de la meta de nuestro pueblo. La experiencia nos dice que la violencia genera más violencia y que cuando los cambios políticos se realizan por esa vía se llega a nuevas formas de opresión e injusticia.
Queremos que nunca más la violencia y la fuerza sean vías para superar crisis o gobiernos injustos. Esta vez realizaremos los cambios mediante este movimiento cívico que ya está abriendo una nueva etapa en la historia de Cuba, en la que prevalecerá el diálogo, la participación democrática y la solidaridad. Así construiremos una paz verdadera.
Los héroes luchadores cívicos cubanos, los ciudadanos que firman el Proyecto Varela, no tienen armas en las manos. No tenemos un brazo armado. Tenemos los dos brazos extendidos, ofreciéndoles las manos a todos los cubanos, como hermanos, y a todos los pueblos del mundo. La primera victoria que podemos proclamar es que no tenemos odio en el corazón.Por eso decimos a quien nos persigue y a los que tratan de dominarnos: tú eres mi hermano, yo no te odio, pero ya no me vas a dominar por el miedo, no quiero imponer mi verdad, ni que me impongas la tuya, vamos juntos a buscar la verdad. Esa es la liberación que estamos proclamando.
Todavía hay quien sostiene el mito de la disyuntiva entre los derechos políticos y civiles, por una parte, y la capacidad de una sociedad para construir la justicia social y lograr el desarrollo, por otra. No son excluyentes. La ausencia de derechos civiles y políticos en Cuba ha tenido graves consecuencias como la desigualdad, la pobreza de la mayoría, los privilegios de una minoría, el deterioro de algunos servicios, aun cuando éstos están concebidos como sistemas humanos y positivos.
De esta manera, aunque muchos cubanos han trabajado durante años con amor y buena fe, hoy existe una grave situación en materia de derechos civiles y políticos, además de una creciente desigualdad y deterioro de la calidad de vida para las mayorías. Inclusive se les atan las manos a los
ciudadanos, neutralizando las inmensas potencialidades de creatividad y laboriosidad de los cubanos. Esa es la principal causa de nuestra pobreza. No se puede justificar esta realidad afirmando que el pueblo cubano escogió libremente este sistema. Ustedes saben que ningún pueblo de los representados en este Parlamento, ni ningún pueblo en el mundo, renunciaría jamás al ejercicio de sus derechos fundamentales. Cada vez se demuestra más que el bienestar y el progreso en materia económica y social son frutos del ejercicio de los derechos. De igual manera, una democracia no es verdadera o no es completa si no es capaz de iniciar y sostener un proceso de elevación de la calidad de vida de todas las personas. Porque tampoco ningún pueblo ejerce su voto libremente para optar por la pobreza y la desigualdad que reduzca a las multitudes a una situación de desventaja y marginación.
Nuestros pueblos latinoamericanos están reclamando la democracia real que es aquélla en la que se puede construir la justicia. Es escandaloso que en nombre de la eficacia se apliquen métodos que pretenden superar crisis y acabar con la pobreza, pero que, en la práctica, amenazan con aniquilar a los pobres.
No pretendo anunciar nuevas posiciones o modelos, pero nuestro pueblo ha vivido y sufrido diversos sistemas políticos y económicos. Hoy sabemos que cualquier método o modelo que, en una supuesta búsqueda de la justicia, el desarrollo o la eficacia, se sitúe por encima de la persona o anule cualquiera de los derechos fundamentales conduce a alguna forma de opresión, a la exclusión, y sumerge a los pueblos en la calamidad.
Queremos expresar desde aquí nuestra solidaridad con todos los que sufren cualquier forma de opresión y de injusticia, con los que están silenciados y marginados en el mundo. La causa de los derechos humanos es una sola, como una sola es la humanidad. Si hoy se habla de globalización, anunciamos y denunciamos que si no se globaliza la solidaridad no sólo peligran los derechos humanos, sino el derecho a seguir siendo humanos. Sin solidaridad humana tampoco conservaremos un mundo limpio donde siga siendo posible la vida para los seres humanos.
Por eso, humildemente creo que más que nuevos modelos, tanto en las sociedades como en las relaciones entre los países, lo que se necesita es un nuevo espíritu. Este nuevo espíritu debe expresarse en la solidaridad, la cooperación y la justicia en las relaciones entre los países y no será un freno al desarrollo. Porque si se subordinan las políticas y los modelos a la realización de la persona, a la construcción de la justicia y la democracia, si se humanizan las políticas, entonces se superarán los abismos que separan a los pueblos y seremos una verdadera familia humana.
Llegue desde Cuba nuestro mensaje de paz y solidaridad a todos los pueblos. Todos los cubanos reciben este premio con dignidad y proclamando nuestra esperanza de reconstruir nuestra sociedad con el amor de todos, como hermanos, como hijos de Dios. Los cubanos somos sencillos y sólo queremos vivir en paz y progresar con nuestro trabajo, pero no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad.
Ante el Señor de la historia, que fue acostado en un humilde pesebre, depositamos este homenaje, y nuestras esperanzas.
Gracias y feliz Navidad.
Publicado: 25 Diciembre 2002 en Artículos Oswaldo Payá y M.C.Liberación.

lunes, 12 de agosto de 2013

El legado de Oswaldo Payá sigue vivo.

El legado de Payá está vinculado intrínsecamente a la democratización de la sociedad cubana y a la obtención de derechos cívicos. Su usufructo va más allá de cualquier postura ideológica, intereses políticos partidistas o interesados cálculos económicos de beneficio  particulares. 
 
MIAMI, Florida, julio, www.cubanet.org -Se ha cumplido un año de la desaparición física de Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero. Un presunto accidente en oscuras circunstancias con la sospecha de una intencionalidad criminal cegó la vida de estos activistas cívicos que hoy no están entre nosotros. Dos cubanos imprescindibles para el futuro de Cuba cuando más falta hace su presencia. Para satisfacción de los enemigos de la democracia y de ciertos personajes de mentalidad torcida quedaron fuera de juego, sea cual fuera la causa real de su muerte.
No es de extrañar esa repulsiva satisfacción. Con ello muestran su odio los aquellos que temían la palabra raigal y franca de Payá. Una voz incorruptible que no atendía a intereses de ninguna índole, cuya verticalidad estaba dirigida a un único fin: el derecho del pueblo cubano a sus libertades sin menoscabos ni falsedades. De la misma manera que enfrentó al gobierno totalitario de Cuba, al despotismo de sus leyes y actitudes, lo hizo contra aquellos que bajo pretextos egoístas pretenden venderse como salvadores capaces de llevar la democracia a la Isla con la venia de las autoridades y los espacios que los cubanos no tienen.
Crítico hacia cualquier sistema deshumanizador, comunismo o capitalismo salvajes que al final terminan siendo casi lo mismo, el líder del MCL era una voz incómoda. Por triple partida para  represores, inversionistas de capitales en pos de engrosar sus billeteras sin mayores escrúpulos o entre quienes se aprestan a conformar lo que Oswaldo llamó atinadamente el cambio fraude.
En el aniversario de estas muertes cabría escribir sobre esas personas que han sido arrebatas de en la plenitud de sus vidas fructíferas. Pero creo mejor dedicar la jornada a resaltar el valor de la  herencia que nos dejan con su lucha. Mucho más cuando con indignación nos llega un escrito de Edmundo García, un periodista cubano residente en Miami, acusando ese legado de anexionista, entreguista, antipatriótico y carente de aceptación por parte del pueblo cubano.
Este periodista, que dirige parte de su crítica contra quienes salen de Cuba en condición de refugiados, omite explicar como obtuvo su estatus en el otro lado del estrecho de la Florida. Un traidorzuelo de baja estofa que en Cuba nunca alzó ni las pestañas para señalar las injusticias y atropellos del sistema y que llegado a esta orilla seguramente alegó ser un perseguido buscando su regulación dentro de la discutida Ley de Ajuste Cubano. Uno de tantos en fin.
Pero lo que no se puede aceptar de la diatriba de García es que llame anexionista, entreguista y anti patriótico a quien mantuvo en la propia Isla y desde un discurso opositor los valores nacionales como ciudadano  integro, trabajador consciente y cubano cabal.
Payá nunca dudó en manifestar su postura hacia los embargos. El externo que desde un enfoque errado y disfuncional en nada ayuda a la gente común y el otro embargo interno  (verdadero bloqueo) que atenaza a los cubanos de a pie. Cuando la pesadilla Elián González tampoco titubeó Oswaldo en reivindicar el derecho del padre a decidir el futuro de su hijo, a la vez que defendió el de otros padres e hijos que vivían una situación parecida bajo la perspectiva del gobierno castrista. Son algunos ejemplos de una actitud que no pueden empañar la ruindad de los voceros de la maldad.
El MCL contrario a lo que se quiere hacer ver en el infamante escrito, nunca recibió ayuda financiera de Lincoln Díaz Balart ni de la Rosa Blanca. Censuras muchas, desde una parte del exilio que se empeñaba en no comprender al líder de la agrupación cubana y el objeto de su lucha. Tampoco se aviene con la verdad cuando afirma que su herencia es un invento de mentes afiebradas. El legado de Oswaldo queda en varios proyectos que lograron avanzar en profundidad dentro de un sistema que se creía inexpugnable. Y de eso precisamente se trataría el Proyecto Varela, satanizado coincidentemente por los adversarios de ambas orillas.
No por gusto el propio Fidel Castro decretó una guerra contra el proyecto cívico que lo hizo violentar su discutible constitucionalidad. Condenarlo por esa acción sería el próximo paso a seguir junto al mantenimiento de la campaña de recogida de firmas ciudadanas. Firmas que generosamente dieron no solo opositores, sino centenares de trabajadores y gente de pueblo ajenas a los asuntos de la oposición. Algunos incluso militantes comunistas, estudiantes, ex combatientes internacionalistas y revolucionarios de esencia. Entre ellos estaban Orlando Zapata Tamayo y el propio Cepero, dos mártires de esta etapa por la democracia.
Fueron esos “proyectos inoperantes e incompletos” los que generaron el odio fatal de un régimen al que seguro no le temblaría el pulso para decretar el fin de la vida de Oswaldo y Harold. Sus muertes, como otras tantas sin olvidar la de Adrián Leiva, habrían sido determinadas desde aquel día que se entregaron las firmas en la Asamblea Nacional. No es casual que en la escalada represiva del 2003 fueran encarcelados y condenados a desmesuradas penas 42 miembros del MCL y activistas del Proyecto Varela. Y es este empeño aniquilador el que pone en evidencia el valor del esfuerzo y los que lo hicieron posible.
El legado de Oswaldo quedó abierto al futuro. Quizás demore años en volver a recobrar toda su capacidad y magnitud. Pero su naturaleza persiste. Aunque algunos prefieran ignorarlo o destruirlo incluso. Es como aquel resplandor de libertad lanzado por el padre Félix Varela desde un rincón del exilio. Su palabra y ejemplo estaban presentes en la hora de la libertad y desde entonces nunca nos ha abandonado. El proyecto que lleva su nombre lo demuestra.
El Movimiento Cristiano Liberación no está sepultado. El legado de Oswaldo Payá Sardiñas  sigue tan vivo como el grupo que él fundara. Las aspiraciones, proyectos o propuestas ciudadanas que impulsara mantienen toda su vigencia. Porque el legado de Payá está vinculado intrínsecamente a la democratización de la sociedad cubana y a la obtención de derechos cívicos. Su usufructo va más allá de cualquier postura ideológica, intereses políticos partidistas o interesados cálculos económicos de beneficio  particulares. Ese legado que nos dejó Payá, aún por materializar, pervivirá porque es parte integral de una entidad viva que es Cuba y su pueblo.
Publicado 
| Por Miguel Saludes