La gota de rocío
Cuán bella en la pluma sedosa de un ave,
o en el pétalo suave
de nítida flor,
titila en las noches serenas de estío
la diáfana gota de leve rocío,
cual vívida estrella de un cielo de amor.
El álamo verde que el aura enamora,
el sauce que llora,
el verde palmar;
el mango sombroso, la ceiba sonante,
cual fúlgido rayo de nieve brillante
la ven en sus hojas inquieta temblar.
Resbala entre rosas tan rápida y leve,
tan frágil y breve,
tan blanca y sutil,
cual son de la vida los sueños de amores,
y el beso de almíbar que en copa de flores
nos brinda gozosa la edad infantil.
Acaso de un ángel la lágrima sea,
que amor centellea
con luz celestial,
la gota de aljófar de un niño que llora,
la perla más blanca que vierte la aurora
y lleva en sus alas el suave terral.
Soñando ternezas gallarda hermosura,
el cáliz apura
de aromas y miel;
y el lago sus ondas azules levanta;
el cisne se queja de amores y canta,
y todo en la tierra respira placer.
¡Oh, noche!, ¡Oh, misterio de eterna armonía!
¡Oh, dulce poesía
de sueño y de paz!
¡poemas de sombras, de nubes y estrellas,
de rayos de oro, de imágenes bellas
suspenso entre el cielo, la tierra y el mar!
¡Oh, cómo gozoso en las noches de mayo
al trémulo rayo
de luna gentil,
sentado en el tronco de un sauce sombrío
tras gota apacible de suave rocío
pensé de mi madre las huellas seguir!.
Y allí con mis versos en paz deleitosa,
mis hijos, mi esposa
mis libros y Dios,
he visto las horas rodar sin medida,
cual rueda esa perla del cielo caída,
temblando en el cáliz de tímida flor.
¡Feliz si muriendo, mis tristes miradas
de llanto bañadas
se fijan en ti!
¡Feliz si mi lira, vibrante y sonora,
cual cisne amoroso, con voz gemidora
su queja postrera te ofrece al morir!
Tú al menos podrías, en gélida losa,
con luz misteriosa
mi nombre alumbrar;
¡y el ave sedienta verá con ternura
de un pobre poeta la lágrima pura,
allí sobre el mármol tranquila brillar!
Rafael María de Mendive.
Notas sobre el autor:
Rafael María de Mendive, poeta cubano. (La Habana 24 de octubre de 1821- 24 de noviembre de 1886)
Maestro y guía espiritual de José Martí
.
Contaba 13 años de edad, en 1834, cuando ingresa en el seminario de San Carlos, ya poseía buen dominio de la literatura española, el inglés y el francés. En "San Carlos", estudió Derecho, Filosofía y latinidad,
a cargo de los más renombrados profesores de la época. Sus excelentes
resultados académicos, más el apoyo económico de su familia, le
permitieron, ingresar, en 1838, contando con 17 años de edad, en la Real y Pontificia Universidad de La Habana, donde culminó la carrera de Derecho en 1844.
Llegado este momento, a los 23 años de edad, con una sólida formación
académica, así como una febril inclinación hacia la poesía y lo bello en
general, decide realizar un prolongado viaje al extranjero, dicho
proyecto se materializa gracias al apoyo económico de su tía Mercedes,
quien lo aprecia como a un hijo.
Esta estancia en el exterior, que se extendió hasta 1852, le resultó altamente productiva, pues se vincula con figuras de gran renombre político y literario, tales como Félix Varela, José Antonio Saco y Domingo del Monte entre otros, los cuales por diversas razones, contrarias a la política colonial imperante en Cuba, habían tenido que abandonar la patria. Este período de 8 años fue decisivo en su formación intelectual. Regresó a Cuba en 1852 y en 1856 ingresó en la Sociedad Económica de Amigos del País, contaba con 35 años de edad y estaba en plena madurez intelectual, con una amplia producción literaria, fundamentalmente poética.
En 1851 sus versos fueron incluidos en la antología “Poetas españoles y americanos del siglo XIX”. Después de visitar Italia regresó a Cuba en 1852. Cuatro años después ingresa en la Sociedad Económica de Amigos del País y colabora con diferentes publicaciones entre las que se encuentran: Guirnalda Cubana, Revista Habanera, Álbum de lo Bueno y lo Bello, el Correo de la Tarde y el Diario de La Habana.
Esta estancia en el exterior, que se extendió hasta 1852, le resultó altamente productiva, pues se vincula con figuras de gran renombre político y literario, tales como Félix Varela, José Antonio Saco y Domingo del Monte entre otros, los cuales por diversas razones, contrarias a la política colonial imperante en Cuba, habían tenido que abandonar la patria. Este período de 8 años fue decisivo en su formación intelectual. Regresó a Cuba en 1852 y en 1856 ingresó en la Sociedad Económica de Amigos del País, contaba con 35 años de edad y estaba en plena madurez intelectual, con una amplia producción literaria, fundamentalmente poética.
En 1851 sus versos fueron incluidos en la antología “Poetas españoles y americanos del siglo XIX”. Después de visitar Italia regresó a Cuba en 1852. Cuatro años después ingresa en la Sociedad Económica de Amigos del País y colabora con diferentes publicaciones entre las que se encuentran: Guirnalda Cubana, Revista Habanera, Álbum de lo Bueno y lo Bello, el Correo de la Tarde y el Diario de La Habana.
Durante sus años de profesor, protector y maestro de José Martí. Su casa era centro de reuniones literarias y fervor patriótico. En 1864
ocupa la dirección de la Escuela Superior Municipal de Varones, y más
tarde funda el colegio San Pablo, instalado en su propia casa, en Prado
88, la cual constituyó, para todos sus discípulos, un seminario cívico donde encuentran calor de hogar.
Martí se forma en las manos de Mendive. Los conceptos fundamentales de la prédica martiana: amor a la libertad, decoro, dignidad, prestigio, justicia, preocupación por los humildes, pureza de pensamiento, eran virtudes atesoradas por Mendive, las cuales supo transmitir a su discípulo.
Sobre él escribe Martí en carta a Enrique Trujillo: "Y ¿cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel enamorado de la belleza, que la quería en las letras como en las cosas de la vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón o sobre penas de la Patria?..."
Martí se forma en las manos de Mendive. Los conceptos fundamentales de la prédica martiana: amor a la libertad, decoro, dignidad, prestigio, justicia, preocupación por los humildes, pureza de pensamiento, eran virtudes atesoradas por Mendive, las cuales supo transmitir a su discípulo.
Sobre él escribe Martí en carta a Enrique Trujillo: "Y ¿cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel enamorado de la belleza, que la quería en las letras como en las cosas de la vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón o sobre penas de la Patria?..."
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