LOS GRAVISIMOS PELIGROS DE LA IZQUIERDA RADICAL
Agustin Acosta
...
En este trabajo voy a tratar de demostrar tres aseveraciones que, a simple vista, pudieran sorprender a algunos: La izquierda es nociva porque arruina y empobrece a los pueblos. La izquierda debilita y destruye los valores morales y familiares. La izquierda es necia, masoquista y no piensa.
La candidata izquierdista a la gobernación del estado de Georgia, Stacy Abrams acaba de decir que no cree en el capitalismo ni en el mercado de libre empresa y, aun así, cuenta con el 50 % de apoyo electoral. Sus palabras descubren su profundo apego al socialismo. A pesar de eso, Oprah Winfrey, cuya fortuna excede los 1,000 millones de dólares ha ido a hacer campaña a favor de la candidata Abrams. O sea, que una multimillonaria le quiere poner a la gente de Georgia una gobernante socialista que repudia el capitalismo. Parece que la raza pudo más que la razón.
La misma ideología ha sido expresada por el candidato a la gobernación de la Florida Andrew Gillum, quien propone una especie de castigo a las empresas al querer aumentarles los impuestos en un 40 % por esa aberrante noción de que los ricos tienen que ser penalizados a favor de los pobres por el mero hecho de tener dinero.
Estos neosocialistas como Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Nancy Pelosi, Kamala Harris y el pasado ocupante de la Casa Blanca abrazan una ideología cuyo legado económico siempre ha sido la ruina y el empobrecimiento de las naciones.
Y al igual que el color verde de la vegetación tiene matices más claros o más oscuros, el socialismo tiene también sus tonalidades. No importa si es un socialismo democrático como el de Rodríguez Zapatero en España, que dejó un desempleo del 26 %, o uno más autoritario como el de Rafael Correa en Ecuador o el de Evo Morales en Bolivia que han provocado la fuga de grandes capitales por la confiscación de empresas privadas. Donde quiera que esta plaga moderna ha gobernado, el resultado es el mismo: empobrecimiento, corrupción, cierre de empresas, desempleo, y en algunos casos hasta millones de exiliados y miles de presos políticos que se opusieron al sistema. ¿Quieren mejores ejemplos que Cuba, Venezuela, Nicaragua o Corea del Norte?
Cuando digo que la masa izquierdista es necia y no piensa, no exagero, porque además es muy fácil de demostrar. En Brasil, un ex presidente es condenado a 12 años de cárcel por delitos de corrupción. Todavía tiene pendientes otros 6 procesos criminales por delitos diferentes. Desde la cárcel, se postula a la presidencia y si no es porque el tribunal supremo de su nación desestimo e invalido su candidatura, Ignacio Da Silva hubiera ganado la pasada elección presidencial con más del 40 % del voto. En otras palabras, 4 de cada 6 brasileños hubieran elegido presidente a un delincuente convicto por delitos de corrupción pública.
En Argentina, la única razón que ha impedido que Cristina Fernández este presa es que tiene inmunidad por ser senadora federal. Esta versión femenina moderna de Ali Baba, se ha robado miles de millones de dólares del erario público argentino. La ex presidenta está implicada en media docena de investigaciones criminales por malversación de fondos públicos, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y hasta en el asesinato del fiscal Alberto Nisman. Y aun así, 3 de cada 4 argentinos están dispuestos a volver a elegirla a la presidencia, según indican las últimas encuestas.
Durante el pasado gobierno demócrata en los Estados unidos, el desempleo oscilo entre un 9 y un 6 %, los salarios y jornales se mantuvieron estancados, la industria de los combustibles fue casi destrozada por los reguladores federales, la fuerza laboral disminuyó a su nivel más bajo de los últimos 40 años mientras que unos 46 millones de estadounidenses tuvieron que recibir cupones de alimentos para poder comer. Alguno dirán que esa fue la herencia que recibió el gobierno demócrata del republicano en el 2008. Pero entonces… ¿Si las políticas socialistas son tan maravillosas, como se explica que los demócratas no pudieron enderezar la economía durante 8 años y después de aumentar 14 trillones de dólares a la deuda acumulada del país? ¿Dónde metieron el dinero?
En solo dos años, el actual gobierno republicano ha reducido el desempleo al 3.7 %, el nivel más bajo en 50 años, los jornales y salarios han aumentado 3.1 % en los últimos 12 meses, la industria de los combustibles está en su mejor momento gracias a la eliminación de las regulaciones asfixiantes, la reducción de impuestos ha permitido que millones de trabajadores recibieran bonos de sus empleadores y otros millones han recibido aumentos de sueldo. En los dos años de gobierno conservador, unos 4 millones de personas han dejado de recibir cupones de alimentos porque ya no los necesitan. Aun así, el 50 % de la población apuesta en estas elecciones por regresar al modelo anterior de gobierno que dejo al país en una situación de miseria y empobrecimiento. ¿Cómo se puede explicar estos fenómenos de ceguera que se están dando en Brasil, Argentina y en los Estados Unidos, por ejemplo? Simplemente llegando a la conclusión que la masa izquierdista y liberal es masoquista y no piensa.
En cuanto a la familia, que ha sido el pilar fundamental de la sociedad, el liberalismo izquierdista es como un virus amenazador que atenta contra su estabilidad. Mientras los conservadores apoyan la vida humana, la izquierda liberal promueve el aborto que no es más que el asesinato de la criatura más indefensa que es la que todavía no ha nacido.Mientras los conservadores fomentan los valores religiosos y morales como un antídoto a la fragmentación del núcleo familiar, el liberalismo izquierdista combate vigorosamente todo lo que huela a Dios, religión, espiritualidad o moralidad mientras promueve impetuosamente el libertinaje, la promiscuidad y la despenalización del consumo de drogas.
En materia de seguridad, también hay una clara diferencia entre ambas ideologías. Los conservadores respaldan unas fuerzas armadas y policiales fuertes y vigorosas, capaces de proteger el territorio nacional contra los peligros de seguridad nacional. Los izquierdistas liberales consideran que la policía es, generalmente, abusiva y que toda inversión de dinero en las fuerzas armadas es inútil. Durante el último gobierno demócrata, las fuerzas militares de los Estados Unidos fueron depauperadas de tal manera que hubo que recurrir a la canibalización de barcos y aviones para que otros pudieran volar o navegar. La salida inexcusable de las fuerzas armadas de Iraq produjo como resultado el califato islámico con un saldo de cientos de miles de muertos y varios millones de refugiados.
Ahora los liberales comienzan a promover un país de fronteras abiertas y la abolición de la policía de inmigración y la patrulla de fronteras. No les importa que si así fuera, podrían entrar al país los más peligrosos elementos de Al Qaeda o de las pandillas centro americanas del crimen organizado y del narcotráfico. ¿Pero cómo se puede llegar a semejante nivel de idiotez?
Algunos argumentaran que la polarización que viven los Estados Unidos es el resultado de la personalidad vociferante y combativa del actual ocupante de la Casa Blanca. Es cierto que el personaje sufre de una verborrea a veces incontenible que le ha metido en múltiples problemas. Sin embargo, sus ideas son claras y ha cumplido hasta ahora todo lo prometido. Trasladó nuestra embajada de Tel Aviv a Jerusalén, logró renegociar exitosamente el tratado de libre comercio de América del Norte, borró del mapa al califato islámico, obligo a la dictadura de Corea del Norte a la mesa de negociaciones y ha dado a la economía un giro radical, bajos los impuestos, entre otras cosas. El ocupante previo demostró ser un perfecto inepto aunque con una personalidad fina y elegante. Lo que ocurre, es que la mayoría de las personas que tenemos un mínimo de sentido común y de pragmatismo preferimos en todo momento un vociferante exitoso y efectivo que un inepto fino y elegante. Ya experimentamos con otro inepto encantador de 1976 a 1980 que llevo al país a la ruina y al desprestigio; se llama Jimmy Carter.
En resumen, donde quiera que la izquierda liberal pone su mano, termina transformando algo bueno en algo desastroso. Es como la alquimia pero al revés. Los alquimistas de la antigüedad pasaron sus vidas enteras buscando como transmutar el hierro en oro. Los alquimistas modernos de la izquierda radical se encargan ahora, con gran eficacia, de transmutar el oro en despojos.
Articulo de Agustin Acosta
La candidata izquierdista a la gobernación del estado de Georgia, Stacy Abrams acaba de decir que no cree en el capitalismo ni en el mercado de libre empresa y, aun así, cuenta con el 50 % de apoyo electoral. Sus palabras descubren su profundo apego al socialismo. A pesar de eso, Oprah Winfrey, cuya fortuna excede los 1,000 millones de dólares ha ido a hacer campaña a favor de la candidata Abrams. O sea, que una multimillonaria le quiere poner a la gente de Georgia una gobernante socialista que repudia el capitalismo. Parece que la raza pudo más que la razón.
La misma ideología ha sido expresada por el candidato a la gobernación de la Florida Andrew Gillum, quien propone una especie de castigo a las empresas al querer aumentarles los impuestos en un 40 % por esa aberrante noción de que los ricos tienen que ser penalizados a favor de los pobres por el mero hecho de tener dinero.
Estos neosocialistas como Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Nancy Pelosi, Kamala Harris y el pasado ocupante de la Casa Blanca abrazan una ideología cuyo legado económico siempre ha sido la ruina y el empobrecimiento de las naciones.
Y al igual que el color verde de la vegetación tiene matices más claros o más oscuros, el socialismo tiene también sus tonalidades. No importa si es un socialismo democrático como el de Rodríguez Zapatero en España, que dejó un desempleo del 26 %, o uno más autoritario como el de Rafael Correa en Ecuador o el de Evo Morales en Bolivia que han provocado la fuga de grandes capitales por la confiscación de empresas privadas. Donde quiera que esta plaga moderna ha gobernado, el resultado es el mismo: empobrecimiento, corrupción, cierre de empresas, desempleo, y en algunos casos hasta millones de exiliados y miles de presos políticos que se opusieron al sistema. ¿Quieren mejores ejemplos que Cuba, Venezuela, Nicaragua o Corea del Norte?
Cuando digo que la masa izquierdista es necia y no piensa, no exagero, porque además es muy fácil de demostrar. En Brasil, un ex presidente es condenado a 12 años de cárcel por delitos de corrupción. Todavía tiene pendientes otros 6 procesos criminales por delitos diferentes. Desde la cárcel, se postula a la presidencia y si no es porque el tribunal supremo de su nación desestimo e invalido su candidatura, Ignacio Da Silva hubiera ganado la pasada elección presidencial con más del 40 % del voto. En otras palabras, 4 de cada 6 brasileños hubieran elegido presidente a un delincuente convicto por delitos de corrupción pública.
En Argentina, la única razón que ha impedido que Cristina Fernández este presa es que tiene inmunidad por ser senadora federal. Esta versión femenina moderna de Ali Baba, se ha robado miles de millones de dólares del erario público argentino. La ex presidenta está implicada en media docena de investigaciones criminales por malversación de fondos públicos, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y hasta en el asesinato del fiscal Alberto Nisman. Y aun así, 3 de cada 4 argentinos están dispuestos a volver a elegirla a la presidencia, según indican las últimas encuestas.
Durante el pasado gobierno demócrata en los Estados unidos, el desempleo oscilo entre un 9 y un 6 %, los salarios y jornales se mantuvieron estancados, la industria de los combustibles fue casi destrozada por los reguladores federales, la fuerza laboral disminuyó a su nivel más bajo de los últimos 40 años mientras que unos 46 millones de estadounidenses tuvieron que recibir cupones de alimentos para poder comer. Alguno dirán que esa fue la herencia que recibió el gobierno demócrata del republicano en el 2008. Pero entonces… ¿Si las políticas socialistas son tan maravillosas, como se explica que los demócratas no pudieron enderezar la economía durante 8 años y después de aumentar 14 trillones de dólares a la deuda acumulada del país? ¿Dónde metieron el dinero?
En solo dos años, el actual gobierno republicano ha reducido el desempleo al 3.7 %, el nivel más bajo en 50 años, los jornales y salarios han aumentado 3.1 % en los últimos 12 meses, la industria de los combustibles está en su mejor momento gracias a la eliminación de las regulaciones asfixiantes, la reducción de impuestos ha permitido que millones de trabajadores recibieran bonos de sus empleadores y otros millones han recibido aumentos de sueldo. En los dos años de gobierno conservador, unos 4 millones de personas han dejado de recibir cupones de alimentos porque ya no los necesitan. Aun así, el 50 % de la población apuesta en estas elecciones por regresar al modelo anterior de gobierno que dejo al país en una situación de miseria y empobrecimiento. ¿Cómo se puede explicar estos fenómenos de ceguera que se están dando en Brasil, Argentina y en los Estados Unidos, por ejemplo? Simplemente llegando a la conclusión que la masa izquierdista y liberal es masoquista y no piensa.
En cuanto a la familia, que ha sido el pilar fundamental de la sociedad, el liberalismo izquierdista es como un virus amenazador que atenta contra su estabilidad. Mientras los conservadores apoyan la vida humana, la izquierda liberal promueve el aborto que no es más que el asesinato de la criatura más indefensa que es la que todavía no ha nacido.Mientras los conservadores fomentan los valores religiosos y morales como un antídoto a la fragmentación del núcleo familiar, el liberalismo izquierdista combate vigorosamente todo lo que huela a Dios, religión, espiritualidad o moralidad mientras promueve impetuosamente el libertinaje, la promiscuidad y la despenalización del consumo de drogas.
En materia de seguridad, también hay una clara diferencia entre ambas ideologías. Los conservadores respaldan unas fuerzas armadas y policiales fuertes y vigorosas, capaces de proteger el territorio nacional contra los peligros de seguridad nacional. Los izquierdistas liberales consideran que la policía es, generalmente, abusiva y que toda inversión de dinero en las fuerzas armadas es inútil. Durante el último gobierno demócrata, las fuerzas militares de los Estados Unidos fueron depauperadas de tal manera que hubo que recurrir a la canibalización de barcos y aviones para que otros pudieran volar o navegar. La salida inexcusable de las fuerzas armadas de Iraq produjo como resultado el califato islámico con un saldo de cientos de miles de muertos y varios millones de refugiados.
Ahora los liberales comienzan a promover un país de fronteras abiertas y la abolición de la policía de inmigración y la patrulla de fronteras. No les importa que si así fuera, podrían entrar al país los más peligrosos elementos de Al Qaeda o de las pandillas centro americanas del crimen organizado y del narcotráfico. ¿Pero cómo se puede llegar a semejante nivel de idiotez?
Algunos argumentaran que la polarización que viven los Estados Unidos es el resultado de la personalidad vociferante y combativa del actual ocupante de la Casa Blanca. Es cierto que el personaje sufre de una verborrea a veces incontenible que le ha metido en múltiples problemas. Sin embargo, sus ideas son claras y ha cumplido hasta ahora todo lo prometido. Trasladó nuestra embajada de Tel Aviv a Jerusalén, logró renegociar exitosamente el tratado de libre comercio de América del Norte, borró del mapa al califato islámico, obligo a la dictadura de Corea del Norte a la mesa de negociaciones y ha dado a la economía un giro radical, bajos los impuestos, entre otras cosas. El ocupante previo demostró ser un perfecto inepto aunque con una personalidad fina y elegante. Lo que ocurre, es que la mayoría de las personas que tenemos un mínimo de sentido común y de pragmatismo preferimos en todo momento un vociferante exitoso y efectivo que un inepto fino y elegante. Ya experimentamos con otro inepto encantador de 1976 a 1980 que llevo al país a la ruina y al desprestigio; se llama Jimmy Carter.
En resumen, donde quiera que la izquierda liberal pone su mano, termina transformando algo bueno en algo desastroso. Es como la alquimia pero al revés. Los alquimistas de la antigüedad pasaron sus vidas enteras buscando como transmutar el hierro en oro. Los alquimistas modernos de la izquierda radical se encargan ahora, con gran eficacia, de transmutar el oro en despojos.
Articulo de Agustin Acosta