Por
Augusto Cesar San Martin
LA HABANA, Cuba, 6 de enero de 2014 – En las tiendas de Centro
Habana, los juguetes alcanzaron valores de desafiantes. Las madres y los
padres en las jugueterías mantenían la vista en los precios. La
selección del juguete pasó al segundo plano.
El pasado viernes las colas y los estantes vacíos de la juguetería
¨La Fantasía¨ del Centro Comercial ¨Plaza Carlos III¨ parecían indicar
la aprobación de cuanto costaban.
Según una dependienta que no se identificó, se agotaron varios
modelos de juguetes. Esperaban la entrada de un contenedor para
reabastecerse.
Los padres con los que pude conversar coinciden en no tener otra
opción. Para ellos comprar un juguete caro no es señal de solvencia
económica, es la demostración de lo que se es capaz de hacer por un
hijo.
Los Tres Reyes de la Revolución
Cuando triunfa en Cuba la Revolución, 1959, el pueblo fue sometido a grandes cambios, en muchos casos experimentales.
El Día de los Reyes Magos, el 6 de enero, también cambió.
En diciembre de 1960, se instaló en la marquesina del edificio de
CMQ, actual ICRT, (Instituto de Radio y Televisión) una enorme valla que
mostraba a los Tres Reyes Magos. Pero Gaspar, Melchor y Baltazar,
habían sido sustituidos por Fidel, el Che y Almeida, que ofrecían al
niño Jesús, como regalo: la Industrialización, la Reforma Agraria y la
Alfabetización.
A mediados de los 60, los juguetes para regalarle a los niños, ya
comenzaban a desaparecer del mercado (controlado por el Estado de manera
absoluta), hasta que desaparecieron del todo. Posteriormente se
realizaría una venta de juguetes al año.
Por último, la festividad de Los Reyes Magos fue trasladada del 6 de
enero para el 26 de julio (aniversario del asalto al cuartel Moncada). Y
no crean que adquirir juguetes en julio era facil. Estaban regulados
por la libreta de abastecimientos.
Y había que hacer largas filas durante días. Los padres se quedaban a
dormir en las afueras de la única tienda donde el nuevo Rey Mago, la
Revolución, les asignaba que tenían que hacer la compra.
Juguetes una vez al año
Los juguetes una vez al año, fue la única alternativa que tuvimos los
cubanos de mi generación para hacer realidad los sueños de infancia.
Básico, no básico y dirigido fueron los nombres con los que la
revolución bautizo a los tres reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar.
Nena, una vecina de 74 años, cuenta que a finales de la década del 60
durmió durante tres días afuera de una tienda para comprarle una
bicicleta a su hija.
¨Durante todo el año no había juguetes en las tiendas¨, recuerda.
También revive cuando orientaron gestionar los turnos a través del
teléfono. Las líneas se congestionaron y provocó la suspensión de la
estrategia revolucionaria.
En los años posteriores se realizaron sorteos organizados por el
Ministerio de Comercio Interior. La ¨rifa¨ se establecía mediante el
número de la cartilla de racionamiento de ropa.
A cada número se le asignaba el día y horario para comprar en una
tienda determinada, donde aparecían los listados. La venta de juguetes
se extendía durante seis días que tenían el poder de convertir la dicha
en aflicción.
Primer día, ubicado en los primeros 100 números de la mañana, fue el
privilegio que no alcanzaron todos durante la niñez. El sexto día por la
tarde, era un disparo mortal a la fantasía infantil de poseer un
juguete.
El cuarto día en la tarde ya las tiendas destinadas a la venta de juguetes mostraban desabastecimiento.
Cada niño podía comprar tres artículos: Básico, no básico y
dirigido. El básico suponía los juguetes caros (bicicletas, muñecas
grandes, juegos de múltiples piezas) que muchos padres no podían
comprar.
El no básico, eran artículos medianos (pistolas, muñecas, pelota). El dirigido, algo tan pequeño como un juego de yaquis.
No pocas madres vendían el derecho de compra del juguete básico en el primer día para poder comprar el resto.
Vuelven Gaspar, Melchor y Baltazar
Con la dolarización, celebrar el 6 de enero el Día de los Reyes
Magos, volvió a la Isla. En la red estatal de comercio los juguetes
pequeños comenzaron a venderse en 5 dólares (por entonces más de 500
pesos), hasta duplicarse en los precios actuales.
Los de mejor calidad y tamaño sobrepasaron los 25 dólares llegando a 400, precio exorbitante para la realidad cubana.
Uno de los adultos describió los precios de los juguetes como ¨un atraco al sacrificio¨.
Osvaldo almacenero desempleado de 45 años asegura que ¨aunque mañana amanezca sin un centavo, le compro un juguete a mi hijo¨.
Hoy, aunque se celebran Los Reyes Magos y la época de los juguetes
racionados pasó, permanece la mirada angustiosa de los niños frente a un
juguete inalcanzable. Escuché la mentira piadosa de una madre que
intentaba calmar a su hijo: Vamos a otra juguetería mejor.
Han pasado 55 años. Y no acaban de llegar los verdaderos reyes magos.