Aprendí a quererte,
de la misma forma en que aprendí a respirar
en el laberinto oscuro
donde encerraste mis sueños.
Aprendí a quererte,
con tus virtudes y defectos,
con tus neuras y con tus lunas,
con tus cambios temperamentales,
y tus dogmas pasados de tiempo.
Aprendí a quererte,
y aún más,
aprendí a aceptarte tal cual eres,
con tu ego desmedido,
presuntuoso y fiero...
Aprendí a perdonar
tus salidas rampantes,
tu tozudez, tu arrogancia...
Aprendí a convivir con tus errores,
con tus miedos, con tus culpas,
con tu ignorancia y con tu desidia...
Aprendí a sobrevivir en el caos,
en tantas noches huecas,
en tantos atardeceres mustios...
Hasta que al fin aprendí
algo más hermoso:
Aprendí a vivir sin ti,
aprendí a ser libre,
aprendí a quererme
más que a ti,
y más que a nadie.
Aprendí a ser Yo,
la verdadera,
y aprendí también
a no ser jamás la otra,
a no ser jamás la otra,
a la que humillabas impunemente.
Estoy alegre,
mi cuerpo es néctar de rosas tibias...
Otra vez estoy llena de mariposas...
Esperanza E Serrano.
La Fe, 1979
Isla de la Juventud
Cuba
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