Los monstruos "in crescendo",
pasean por las esquinas,
por las plazas, los zombies
desfilan con sus antifaces de moda.
Las momias, detrás de las ventanas,
aplauden sus pírricas victorias.
Pasó septiembre
se acabó el verano,
No hay flores,
ni siquiera un pálido jazmín
se asoma entre las ramas,
las abejas están extenuadas,
la colmena anuncia bancarrota.
Han anunciado lluvia tormentosa,
nubes grises se divisan a lo lejos,
un viento enfurecido estremece las lomas,
pero el sol sigue en lo alto,
tan fresco, tan campana,
como quien no se ha enterado
de los pronósticos de la radio del silencio.
Ojalá se repitiera el gran diluvio,
aunque esta vez al gran Noé
no tuviera tiempo para armar un arca,
ni mucho menos para reunir
las parejas perpetuadoras
de estirpes y de especies animadas.
Si Dios, aunque sea una vez,
me escuchara, de seguro
desataría la tormenta,
la gran tormenta que arrasara
con los monstruos, las serpientes,
los zombies y las momias.
Pero Dios, al parecer,
de tantos lamentos,
se ha quedado sordo,
tal vez ciego,
lo cierto es que está mudo,
ni siquiera levanta la diestra...
¿Será que ha envejecido con el tiempo?
Pobre de las abejas,
pobre de las mariposas,
ya no hay polen,
ya no hay miel,
ya no hay colores,
se acabaron las flores.
se acabó el verano y aún no llueve.
Esperanza E Serrano
Brandon, Fl,
Sep 20 2012
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