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domingo, 2 de agosto de 2009

Grito, blasfemo, maldigo...



Grito, blasfemo, maldigo
implorandole al silencio que me deje en paz
conmigo misma y con todos los arcanos
que llenan mi lengua de improperios.

Confieso que hoy no tengo tiempo
ni fuerzas para vencer a los verdugos,
hoy mis ojos no perciben la ternura,
solo chocan con las sombras torturantes
de los antes y después de las promesas.

Maldita sea la copa de agua o sangre
o vino tinto, maldita, una y mil veces,
por derramarse en vano,
cuando los bruitres de la noche la tocaron.

Malditos sean los carteles peregrinos
escritos por la arrogancia del rebaño:
allá van, escuchan y aplauden idiotizados,
los hipocritas discursos cargados de falacias.

Les digo que este silencio me acompleja,
me consterna, me aniquila y mata mis auroras:
No entiendo ese clamor de huesos
que pasan obviando los cráteres del hambre.

Cansada estoy de asomarme a la ventana,
cansada estoy de esperar lo que no llega
No sé si será por el tiempo que termina
obligándome a llegar a otro ciclo de mi vida.

Estoy urgida de sepultar este silencio,
que alborota y aniquila mis neuronas.
Se hace tarde y mis entrañas
ya no están de paritorios.

Maldito sea este silencio
que me llena de impotencia,
y me arrastra atándome a la nube
que se pierde en el espacio...

Nube incapaz de encontrar una galaxia,
nube inútil que evapora mis sentidos,
me envuelve, me arrastra..
...Me fulmina y ya ...no muero.

Esperanza E Serrano

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