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viernes, 6 de octubre de 2023
Curiosidades historicas
Se acabó el verano
Los monstruos "in crescendo",
pasean por las esquinas,
por las plazas, los zombies
desfilan con sus antifaces de moda.
Las momias, detrás de las ventanas,
aplauden sus pírricas victorias.
Pasó septiembre
se acabó el verano,
No hay flores,
ni siquiera un pálido jazmín
se asoma entre las ramas,
las abejas están extenuadas,
la colmena anuncia bancarrota.
Han anunciado lluvia tormentosa,
nubes grises se divisan a lo lejos,
un viento enfurecido estremece las lomas,
pero el sol sigue en lo alto,
tan fresco, tan campana,
como quien no se ha enterado
de los pronósticos de la radio del silencio.
Ojalá se repitiera el gran diluvio,
aunque esta vez al gran Noé
no tuviera tiempo para armar un arca,
ni mucho menos para reunir
las parejas perpetuadoras
de estirpes y de especies animadas.
Si Dios, aunque sea una vez,
me escuchara, de seguro
desataría la tormenta,
la gran tormenta que arrasara
con los monstruos, las serpientes,
los zombies y las momias.
Pero Dios, al parecer,
de tantos lamentos,
se ha quedado sordo,
tal vez ciego,
lo cierto es que está mudo,
ni siquiera levanta la diestra...
¿Será que ha envejecido con el tiempo?
Pobre de las abejas,
pobre de las mariposas,
ya no hay polen,
ya no hay miel,
ya no hay colores,
se acabaron las flores.
se acabó el verano y aún no llueve.
Esperanza E Serrano
Brandon, Fl,
Sep 20 2012
Aprendí a quererte,
de la misma forma en que aprendí a respirar
en el laberinto oscuro
donde encerraste mis sueños.
Aprendí a quererte,
con tus virtudes y defectos,
con tus neuras y con tus lunas,
con tus cambios temperamentales,
y tus dogmas pasados de tiempo.
Aprendí a quererte,
y aún más,
aprendí a aceptarte tal cual eres,
con tu ego desmedido,
presuntuoso y fiero...
Aprendí a perdonar
tus salidas rampantes,
tu tozudez, tu arrogancia...
Aprendí a convivir con tus errores,
con tus miedos, con tus culpas,
con tu ignorancia y con tu desidia...
Aprendí a sobrevivir en el caos,
en tantas noches huecas,
en tantos atardeceres mustios...
Hasta que al fin aprendí
algo más hermoso:
Aprendí a vivir sin ti,
aprendí a ser libre,
aprendí a quererme
más que a ti,
y más que a nadie.
Aprendí a ser Yo,
la verdadera,
y aprendí también
a no ser jamás la otra,
a no ser jamás la otra,
a la que humillabas impunemente.
Estoy alegre,
mi cuerpo es néctar de rosas tibias...
Otra vez estoy llena de mariposas...
Esperanza E Serrano.
La Fe, 1979
Isla de la Juventud
Cuba
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