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lunes, 8 de agosto de 2011

Nuevos "empresarios" (cuentapropistas) se topan con problemas en Cuba.




AFP Cuentapropistas cubanos. (imagen tomada de internet)

Agosto 7, 2011
THE ASSOCIATED PRESS – ESTADOS UNIDOS

NUEVOS EMPRESARIOS SE TOPAN CON PROBLEMAS EN CUBA

PAUL HAVEN

LA HABANA -- A diario durante los últimos cinco meses, Yusdany Simpson atendía su cafetería a un costado de una calle, bajo un parasol blanco, desde donde trataba de participar en la transformación económica de Cuba al vender emparedados con mayonesa a 12 centavos.

Pero ya no se dedica a eso. El otro día se dirigió a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), instalada en una vieja mansión de La Habana, para renunciar a su licencia comercial y recibir una carta que la eximía de obligaciones fiscales.

Así, esta madre soltera de 35 años cerró la puerta al intento del gobierno por encender su débil economía con una chispa de capitalismo.

Y Simpson no fue la primera.

"El día que fui a solicitar mi baja, allá en la ONAT, la mujer (que atendía) se me quedó mirando y dijo: '¿otra baja más de cafetería?'", relató.

Aunque insiste en que Cuba simplemente está haciendo ajustes al socialismo y no adoptando el capitalismo, el presidente Raúl Castro ha impulsado cambios que permiten a los habitantes de la isla trabajar por su cuenta en 178 actividades aprobadas, contratar empleados y alquilar tanto habitaciones como vehículos. El líder cubano ha considerado que estas medidas son cruciales para rescatar a la economía de la isla, y ha advertido a sus compatriotas que no hay un plan alternativo.

Pero menos de un año después de que comenzaron los cambios, las entrevistas con autoridades tributarias de Cuba, funcionarios del gobierno y más de una decena de aspirantes a nuevos empresarios en La Habana revelan un panorama poco alentador para quienes decidieron aceptar los retos del libre mercado.

Esos empresarios en ciernes dicen que enfrentan a competidores que ofrecen productos similares; dependen de consumidores que cuentan con pocos o nulos ingresos disponibles, y carecen de crédito o de capital para comenzar. Además, muchos se sienten asfixiados por las nuevas reglas fiscales y las consideran engorrosas.

Aunque el gobierno afirma que ha dado pasos decididos para atender estos problemas, un hecho fundamental del libre mercado no ha sido suficientemente sopesado en esta isla de 11,2 millones de habitantes: la mayoría de los negocios fracasa, incluso en países desarrollados como Estados Unidos, donde las empresas incipientes pueden obtener préstamos, comprar insumos al mayoreo, alquilar espacio comercial y realizar investigaciones de mercado.

"Bienvenidos al maravilloso mundo del capitalismo, en el que unos devoran a otros", dijo Ted Henken, profesor del Baruch College en Nueva York, quien ha estudiado ampliamente la economía de Cuba.

"Los empresarios cubanos tienen además que sortear un obstáculo adicional, pues el capitalismo cubano está bastante deforme... y se basa todavía en una desconfianza fundamental hacia los dueños de negocios", dijo. Los líderes cubanos se aferran a la idea de que nadie debe enriquecerse, señaló.

Simpson dice que no soñaba con una fortuna. Abrió su café con la esperanza de hacer un poco de dinero quedándose en casa con su hijo de 2 años, Liuber, pero considera que el proyecto terminó costándole los magros ahorros que había hecho gracias a las remesas que le llegan del exterior.

Añade que pagaba 330 pesos (unos 13 dólares) mensuales en impuestos, y que también debía reservar dinero para cubrir al final del año un gravamen de 10% sobre las ventas. Ello le dejaba poco o nada de dinero para sí misma. En algunos meses, como en julio, Simpson tuvo incluso pérdidas.

"Yo hice la prueba pero no me dio resultado. Me di cuenta que estaba cogiendo mi propio dinero que me entraba por otros medios para invertirlo en esto... así no, porque para no ganar como se debe mejor no hago nada", dijo a The Associated Press.

Abundan las historias exitosas: los restaurantes elegantes que atraen a extranjeros adinerados, el popular cabaret gay inaugurado en diciembre, el "spa" que ofrece tratamientos faciales y masajes en los pies. Pero la mayoría de los cubanos carece del capital para soñar siquiera con la apertura de semejantes negocios.

Y para quienes operan los cientos de cafés, puestos de venta de DVDs, talleres de calzado y sastrerías en las calles de la capital, la realidad ha comenzado a manifestarse con toda su crudeza.

Vladimir Regueiro, vicepresidente de la ONAT, reconoció en una entrevista con la AP que las cafeterías, cuyas licencias siguen siendo las más solicitadas desde octubre, cuando comenzaron las reformas, pasan una época particularmente difícil.

"Es una de las actividades que más bajas ha causado; las personas piensan que es la más fácil y por donde vas hay de ellas y el mercado tiene su tope", señaló.

Regueiro dijo que el gobierno ha respondido al declarar una moratoria sobre los impuestos a la nómina, eliminar los pagos de seguridad social para los ancianos que son dueños de negocios, reducir las tasas fijas de impuestos que muchos pagan al mes, elevar el monto de deducibles y recortar los precios mayoristas.

"El tema tributario no es un tema cerrado; hay que monitorear, supervisar permanentemente", dijo. "La idea es que el trabajador por cuenta propia no cierre, sino que triunfe y que genere valor suficiente para reproducirse como actividad y aportar a la sociedad; es por ahí el camino".

Varios dueños de negocios entrevistados por la AP dijeron que una señal de la sinceridad del Estado es el poco contacto que han tenido con inspectores gubernamentales, que en otras épocas causaban problemas y llegaban a exigir sobornos.

Pero las buenas intenciones del gobierno podrían no bastar.

De acuerdo con estadísticas difundidas en julio, 178.000 personas han recibido licencias para operar negocios desde octubre. Se han unido así a unas 147.000 que han obtenido el derecho de trabajar por su cuenta, tras una apertura previa en la década de 1990. Ello suma 325.000, en un país donde el 80% de los empleados trabaja para el gobierno.

Regueiro y otros funcionarios han considerado extraordinarios los resultados y han destacado que el gobierno otorgó más licencias de las que había pronosticado para todo el 2011.

Pero el ritmo parece desacelerarse. La cifra que dieron las autoridades en julio sobre los nuevos poseedores de licencias permaneció prácticamente sin cambios respecto de abril, sin que se diera una explicación de esa nula variación.

Y el total dado por el gobierno no cuenta a quienes optaron por devolver sus licencias. Aunque no hay estadísticas oficiales de estos negocios fallidos, el viceministro del Trabajo, Jorge Barreiro, dijo a la AP en abril que unos 30.000 permisos habían sido devueltos hasta entonces. Seguramente la cifra es mayor ahora.

De los empresarios a quienes la AP ha seguido desde diciembre, Simpson y Danilo Pérez, de 21 años y vendedor de DVDs, han cerrado sus operaciones. Otros dicen que contemplan la posibilidad de arrojar la toalla.

Anisia Cárdenas, costurera, instaló un puesto en el patio de un vecino, alquilando el espacio por 50 pesos (dos dólares) diarios. Incapaz de cubrir sus costos, dijo que dejó de usar el patio en marzo y ahora labora en la cocina de su apartamento en el barrio de El Cerro, de clase trabajadora.

Cárdenas cobra desde 10 pesos (40 centavos) por ajustar unos pantalones y hasta 300 pesos (12 dólares) por confeccionar una blusa. Debe pagar unos 475 pesos (19 dólares mensuales) en impuestos, seguridad social y otros gravámenes, la mayoría de los cuales son fijos, independientemente de la cantidad de dinero que perciba.

Dice que, ni siquiera trabajando siete días a la semana, muchas veces con la ayuda de su hija adolescente, puede hacer que sus ganancias sean superiores a los impuestos.

"El mes pasado tuve que pagar la licencia y la seguridad social; fue un mes malísimo para el negocio", recordó. "Tuve que acudir a mis ahorros en el banco para poder pagar la licencia y demás, o sea que tuve que pagar mas de lo que gané; perdí dinero".
Tomado de
http://cubanalisis.com/





martes, 28 de septiembre de 2010

Para aquellos que creen que Cuba es un paraíso terrenal.

Preguntas que me quitan el sueño:
¿Cuántos zapatos tendrá que limpiar este buen hombre al día para poder comer? ¿Cuánto tendrá que pagarle al Estado cubano para poder ejercer como limpiador de zapatos por cuenta propia? ¿Cuánto más tendrá que pagar le a la Seguridad Social?
Para que tengan una idea de lo que hablo aquí les dejo este articulo, bastante aclaratorio:

Costo de la vida ahoga a los cubanos.

Por JUAN O. TAMAYO

jtamayo@elnuevoherald.com

Hasta el mes pasado, Lara Cortés aumentaba su magro ingreso de retiro como maestra en La Habana revendiendo los cuatro paquetes de cigarrillos que compraba mensualmente con la libreta de abastecimiento, subsidiada por el gobierno.

Cortés, de 73 años y quien no fuma, los compraba por 11 pesos y los revendía en la calle por 31, una adición de 20 pesos a su retiro de 260 mensuales, equivalente aproximadamente a $10.83 mensuales.

"Era una porquería, una pordiosería, pero necesario para sobrevivir'', dijo. "Pero ahora los han quitado de la libreta. ¿Qué voy a hacer? ¡Pasar hambre! En Cuba no se puede vivir con 260 pesos''.

Al reducir los subsidios estatales para tratar de salir de una abismal crisis económica, el gobernante Raúl Castro ha encarecido la vida diaria, aceptando implícitamente que el vasto sistema de bienestar social del país ya no es cosa segura.

Castro declaró el año pasado que la promesa revolucionaria de igualitarismo ya no era sustentable, reconociendo que habrá más diferencias entre los que tienen medios económicos y los que no.

"Raúl está desmantelando partes del bienestar social, y la estratificación social basada en los ingresos y la ampliación de la desigualdad aumentarán'', dijo Mario González-Corzo, economista del Lehman College, en Nueva York, quien estudia los asuntos cubanos.

El anuncio del gobierno la semana pasada de que eliminará 500,000 empleos estatales --y que espera crear un número similar en el ahora mínimo sector privado-- ha provocado temores de que decenas de miles de personas queden desempleadas.

Pero las reducciones en los subsidios estatales durante los últimos 12 meses --especialmente en la libreta de abastecimiento, que ofrece un abastecimiento limitado pero a costo muy reducido de alimentos y otros artículos a los 11.2 millones de cubanos-- ya ha hecho aumentar el costo de la vida.

Los más afectados han sido los retirados, los incapacitados, las viudas y otras personas que viven de un ingreso fijo, y el 40 por ciento de la población que no recibe remesas del exterior y tiene que depender de los sueldos estatales, que oficialmente son de un promedio de poco más de $20 mensuales.

"Esto complica muchísimo más la supervivencia de la familia cubana, que ya es muy difícil'', afirmó Darsi Ferrer, un disidente de La Habana que ha estudiado las consecuencias de la reducción de los subsidios.

Con excepción de la salud pública y la educación --todavía gratuitas pero cada vez más limitadas-- Castro ha reducido significativamente los subsidios en muchos sectores para tratar de arreglar una economía en caída libre, debido al desplome de los ingresos por concepto de las exportaciones y el turismo y una fuerte falta de financiamiento.

El gobierno cerró miles de comedores obreros que ofrecían almuerzo gratis a 250,000 empleados, y sus inspectores ejercieron una gran presión sobre los beneficios adicionales otorgados a algunas personas, como los enfermos que necesitan raciones extra de alimentos.

En Santa Clara, en el centro de la isla, los inspectores cancelaron este año los beneficios de 4,700 de las 7,000 personas que recibían asistencia especial, afirmó Oscar Espinosa Chepe, economista y disidente que vive en La Habana.

El gobierno también eliminó los subsidios a sus centros de "campismo popular'', donde los cubanos vacacionan a precios mínimos en tiendas de campaña o cabañas sencillas, por lo general cerca de playas y otros puntos turísticos.

Pero el mayor impacto se debió a la reducción en los suministros de alimentos y artículos de higiene personal que se compraban con la libreta de abastecimiento, un sistema establecido hace 50 años que Fidel Castro ha alabado repetidamente como la manera más justa de distribuir los recursos del país. Raúl Castro reemplazó oficialmente a su hermano en la dirección del gobierno en el 2008.

Funcionarios cubanos reconocen que la libreta de abastecimiento sólo cubre la mitad de las necesidades mensuales de la población, pero la mayoría de la gente afirma que cubre una tercera parte o menos. El resto tienen que comprarlo, a precios mucho más elevados, en los mercados campesinos oficiales, tiendas o en la bolsa negra.

En una isla donde el sueldo promedio es 429 pesos y la pensión de retiro promedio es 262 pesos --aproximadamente $20 y $10.50, respectivamente-- la reducción de las raciones se ha sentido con fuerza.

"La libreta casi me llegaba hasta el fin del mes si desayunaba un vaso de agua azucarada y un pedazo de pan al mediodía'', afirmó Cortés por teléfono desde La Habana. ‘‘Si la siguen cortando me muero de hambre''.

En los últimos 12 meses, las papas y los chícharos (arvejas) fueron eliminados de la libreta y los precios se dispararon: las papas subieron de unos 30 centavos a unos 2 pesos la libra, y los chícharos de entre 10 y 20 centavos a 3.50 pesos la libra. Los cigarrillos, que la libreta asignaba a todos las personas de más de 14 años, fueron eliminados el 1ro. de septiembre.

El café racionado aumentó de 10 centavos por un paquete de 4 onzas a 5 pesos por un peso similar de granos supuestamente más concentrados. La ración de frijoles se redujo en una tercera parte y la de sal en casi la mitad.

En los mercados campesinos, donde los precios los fija la oferta y la demanda, una libra de carne de cerdo cuesta 25 pesos, un aguacate 10 pesos, un mango 10 pesos, una libra de cebolla 20 pesos y un litro de aceite de cocinar 35 pesos. El costo de esos cinco artículos equivalen a una semana de trabajo para el empleado promedio.

"Los salarios son mínimos y los precios muy altos, así que los cambios en la libreta están afectando, sobre todo a los sectores de menos ingresos, los pensionados, los que no reciben ayuda del extranjero'', dijo Espinosa Chepe.

Varios residentes de La Habana dijeron que en la capital hay muchos rumores de que el gobierno eliminará el próximo año de la libreta el café, los huevos, la pasta y artículos de higiene personal, y que el panecillo de 3 onzas que ahora se vende a través de la libreta diariamente por 5 centavos se disparará a 80 centavos.

Un largo editorial de Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, pidió en octubre pasado la eliminación de la libreta de abastecimiento, excepto para los más necesitados.

A esto se agrega la preocupación sobre el anuncio del medio millón de despidos, equivalente a 10 por ciento de los 5 millones de empleados en un país donde menos de 600,000 personas trabajan en el sector privado.

Numerosos cubanos que siguen trabajando a pesar de haber llegado a la edad de retiro han sido informados de que probablemente sean obligados a retirarse, reveló un jubilado de La Habana que pidió no ser identificado para evitar sanciones del gobierno.

Los 10,000 maestros retirados que regresaron a las aulas hace dos años para aprovechar los incentivos ofrecidos por el gobierno a fin de aliviar la escasez de maestros, ahora temen ser los primeros cesanteados, agregó el retirado.

Algunos centros académicos del gobierno están desapareciendo de la noche a la mañana, agregó, y los retirados que operan muchos de los quioscos de periódicos en la capital han sido informados de que tendrán que dejar el empleo a gente más joven despedida de otros puestos.

Más de 150 de los 231 choferes de bajo sueldo asignados a la cadena estatal de hoteles Gaviota serán despedidos, reportó la semana pasada el periodista independiente Carlos Ríos Otero.

Espinosa Chepe señaló que los despidos ocurren en un momento en que algunos cubanos viven bien robando al gobierno, trabajando para empresas extranjeras o como intermediarios en los mercados campesinos.

"Esta economía no es fácil de explicar'', aseguró. "La gente no pregunta cuánto le van a pagar [por un empleo]. Lo que les interesa es qué hay allí que se puede vender por la izquierda [ilegalmente]''.

"Hay dos Cubas''. agregó. "Hay mucha gente ganando mucho dinero y otros que se están hundiendo. Hay una diferencia social enorme y cada día será mayor''.

Tomado de

http://elnuevoherald.com/