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miércoles, 21 de abril de 2010

Pronunciamientos de la Iglesia católica en Cuba

Conciliadora, y oportunista como siempre, la Iglesia Católica, a través de su arzobispo, el cardenal Jaime Ortega, expresa su posición en estos momentos críticos en Cuba:

"NUESTRA VOZ ES UN LLAMADO AL DIÁLOGO
Entrevista con el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana

" Nuestro país se encuentra en una situación muy difícil, seguramente la más difícil que hemos vivido en este siglo xxi . En la prensa de Cuba aparecen opiniones de todo tipo respecto al modo de buscar salidas para las dificultades económicas y sociales de este momento.

Muchos hablan del socialismo y sus limitaciones, algunos proponen un socialismo reformado, otros se refieren a cambios concretos que hay que hacer, a dejar atrás el viejo estado burocrático de tipo estalinista, otros hablan de la indolencia de los trabajadores, de la poca productividad, etc. Pero hay un denominador común fundamental en casi todos los opinantes: que se hagan en Cuba los cambios necesarios con prontitud para remediar esta situación. Yo creo que esta opinión alcanza una especie de consenso nacional y su aplazamiento produce impaciencia y malestar en el pueblo..."

..." El hecho trágico de la muerte de un prisionero por huelga de hambre ha dado lugar a una guerra verbal de los medios de comunicación de Estados Unidos, de España y otros. Esta fuerte campaña mediática contribuye a exacerbar aún más la crisis. Se trata de una forma de violencia mediática, a la cual el gobierno cubano responde según su modo propio.

"En medio de esto ¿qué puede hacer la Iglesia por el bien común? Ciertamente su misión le impide sumarse simplemente a una de las dos partes enfrentadas, con propósitos políticos de desestabilización de un lado, y con el consecuente atrincheramiento defensivo de otro. Lo que nos corresponde como Iglesia es invitar a todos a la cordura y a la sensatez para que se pacifiquen los ánimos.

"Sabemos que un llamado a la Paz es, históricamente, inútil en el fragor de una guerra. Pero es el llamado que siempre ha repetido la Iglesia en todo tiempo y ante cualquier conflicto. El Papa Pablo VI acuñó una frase que tiene aquí toda su validez: “Diálogo es el nuevo nombre de la Paz ”. Porque en medio de ese fuego cruzado de palabras y argumentos resulta afectado el pueblo, cansado y deseoso de un presente y un futuro más sereno y próspero. Si nuestra voz fuera escuchada, necesariamente tendría como contenido un llamado al diálogo.

"Este llamado lo hicimos los obispos de Cuba en nuestra nota que lamentaba la trágica muerte de Orlando Zapata, en la que pedíamos “a las autoridades que tienen en sus manos la vida y salud de los prisioneros, que se tomen las medidas adecuadas para que situaciones como éstas no se repitan y, al mismo tiempo, se creen las condiciones de diálogo y entendimiento idóneo para evitar que se llegue a situaciones tan dolorosas que no benefician a nadie y que hacen sufrir a muchos”. Esta disposición conciliadora, aunque parezca mostrarse infructuosa, es la misma que repetimos en el caso de Guillermo Fariñas, el otro ciudadano cubano que se ha sumado a este modo de protestar: pedirle que abandone la huelga de hambre.

"Las dificultades de la crisis económico-financiera internacional hicieron su aparición justo en el momento en que tres huracanes afectaban a Cuba dejando numerosas pérdidas.

"Tanto estas realidades nuevas, como el ya semicentenario bloqueo por parte de Estados Unidos, se suman a las perennes dificultades económicas de Cuba provenientes de las limitaciones del tipo de socialismo practicado aquí y configuran un panorama a veces sombrío"

..."No es el momento de atizar las pasiones. Por eso resultan penosos los actos de repudio hacia las madres y esposas de varios presos, a las cuales se unen ahora otro grupo de mujeres, conocidas todas como las Damas de Blanco.

"Después de los dolorosos actos de repudio ocurridos con ocasión del éxodo de El Mariel en 1980, pensaba que éstos no retornarían más a nuestra historia nacional. En aquella ocasión, los obispos nos entrevistamos con un alto funcionario del gobierno que, tras escuchar nuestras consideraciones sobre esos actos, nos dijo: “pueden irse tranquilos, estos actos tienen que acabarse y será muy pronto”. En efecto, los actos de repudio desaparecieron poco después en aquella ocasión. Pero con sorpresa vimos que algún tiempo después estas acciones comenzaron a aparecer de nuevo en la escena nacional, y también entre cubanos del sur de la Florida frente a otros cubanos de pensamiento diverso, o artistas procedentes de Cuba, etc. No debe quedar en nuestra historia como pueblo este tipo de intolerancia verbal, y aún física, como rasgo característico del cubano. De hecho son siempre pocos quienes escenifican estos actos que no indican el sentir de la mayoría.

..."Respecto a los presos por causas políticas, la Iglesia ha hecho históricamente todo lo posible porque sean puestos en libertad, no sólo los enfermos, sino también otros.
.."Con la participación de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos en la década de los 80 salieron de la cárcel un buen grupo de presos, que junto con sus familiares más cercanos partieron para los Estados Unidos. Considerados todos juntos, prisioneros y familiares, fueron más de mil los que en varios vuelos costeados por los obispos norteamericanos salieron de Cuba. Sólo los que tenían grandes delitos de sangre no recibieron visas para los Estados Unidos u otros países. A petición del Papa Juan Pablo II en su visita a Cuba, también un buen número de presos fue puesto en libertad y emigraron cuantos recibieron visas de diversos países, con la misma reserva hacia los delitos graves por los países receptores.

"Esto es lo que siempre hace la Iglesia con los presos y toda persona afectada en relación con ellos, como son sus familiares. Lo mismo ha hecho con respecto a los cinco cubanos presos en Estados Unidos a solicitud de sus familiares, haciendo gestiones, hasta ahora infructuosas, para que al menos dos de las esposas que hace ya casi diez años que no ven a sus esposos puedan visitarlos. Con respecto a todo aquel que se encuentra en situaciones deplorables, sin analizar las causas ni las razones de su condena, la misión de la Iglesia es siempre la de la comprensión y la misericordia, actuando discreta pero eficazmente para que la situación de esas personas afectadas sea superada para bien de ellas y de los suyos, aunque no siempre se logren los resultados esperados.

"En suma, en este tiempo difícil, la Iglesia en Cuba pide la oración y la acción de todos los creyentes para que el amor, la reconciliación y el perdón se abran paso entre todos los cubanos de aquí y de otras latitudes. "


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