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martes, 6 de diciembre de 2016

Trump, Raúl Castro y la muerte del dictador cubano



Por Jorge Hernández Fonseca
Diciembre 6 de 2016

En el contexto de la desaparición física de Fidel Castro hay tres aspectos que pueden ser tomados como signos a tener en cuenta: primero, que sus restos fueran cremados con demasiada celeridad; segundo, que fuera enterrado lejos de la capital del país y tercero, que se prohibirán monumentos e nominar instituciones públicas que honren la memoria del dictador.

Por otra parte, desde que Raúl Castro asumió el gobierno de la isla se empeñó por todas las vías para sustituir de sus altos cargos a todo funcionario que respondía al grupo de poder de Fidel, que en todo momento intentó frenar los tibios cambios que se hacían. Esto significaría que las medidas tomadas a la muerte de Fidel señalizan en sentido de cambios más profundos, ahora que el dictador ha muerto y que se toman medidas para minimizar su memoria.

Paralelamente, Donald Trump ha resultado electo a la presidencia de los Estados Unidos. Desde el punto de vista norteamericano puede decirse que la estabilidad de Cuba es más importante que su liberación del yugo comunista por una razón básica: la oposición política cubana, desde la óptica norteamericana, no es una opción real de poder, por lo cual EUA, bipartidistamente, prefiere negociar una transición paulatina en la isla con Raúl Castro.

Estas realidades son las bases de análisis del momento actual. Trump ha señalizado en sentido de negociar exigiendo ventajas para los cubanos, los cubano americanos y para los EUA. Raúl ha señalizado un proceder de "continuidad socialista". Adicionalmente, la situación económica de la isla empeora, los suministros desde Venezuela y la producción nacional de petróleo disminuyen y se ve poco probable un apoyo exterior en este rublo sin el pago correspondiente.

Todo lo anterior es el contexto de la negociación que se avecina. Los puntos fuertes de Raúl se basan en la decisión norteamericana de mantener la estabilidad en la isla, la desaparición de Fidel, crítico de los cambios y del apoyo de todos los cuerpos armados cubanos. La fortaleza de Trump radica en el momento crítico de la economía cubana, el descontento de la población cubana, sobre todo de su juventud y en la necesidad urgente de cambios en todos los sentidos.

Es muy probable que Trump jerarquice negociar una apertura mayor a la economía de mercado en la isla, pidiendo además ciertos accesos de la oposición política cubana a niveles del gobierno que no pongan en peligro el poder que detenta la familia Castro. La gran pregunta sería, ¿hasta dónde Raúl Castro estaría dispuesto a llegar? Si solamente a una apertura mayor al capitalismo en la economía --como en China—y/o si aceptaría una tibia apertura política.

En cualquier caso, EUA debe acelerar estas negociaciones, porque si en el futuro inmediato Raúl Castro desapareciera del panorama político cubano por razones de salud, la estabilidad dentro de la isla estaría en serio peligro de romperse entre los hombre de Raúl y de Fidel echando a perder entonces los esfuerzos para una transición a largo plazo
http://baracuteycubano.blogspot.com/2016/12/jorge-hernandez-fonseca-donald-trump.html