Estas son algunas de las citas de Castro contenidas en su famoso alegato:
“Cuba está sufriendo un cruel e ignominioso despotismo, y vosotros no ignoráis que la resistencia frente al despotismo es legítima; éste es un principio universalmente reconocido y nuestra Constitución de 1940 lo consagró expresamente en el párrafo segundo del artículo 40”.
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“Las ciudades estados de Grecia y la República Romana, no sólo admitían sino que apologetizaban la muerte violenta de los tiranos”.
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“En la Edad Media, Juan de Salisbury en su Libro de hombre de Estado, dice que cuando un príncipe no gobierna con arreglo a derecho y degenera en tirano, es lícita y está justificada su deposición violenta. Recomienda que contra el tirano se use el puñal aunque no el veneno”.
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“Martín Lutero proclamó que cuando un gobierno degenera en tirano vulnerando las leyes, los súbditos quedaban librados del deber de obediencia. Su discípulo Felipe Melanchton sostiene el derecho de resistencia cuando los gobiernos se convierten en tirano. Calvino, el pensador más notable de la Reforma desde el punto de vista de las ideas políticas, postula que el pueblo tiene derecho a tomar las armas para oponerse a cualquier usurpación”.
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“Nada menos que un jesuita español de la época de Felipe II, Juan Mariana, en su libro De Rege et Regis Instituciones, afirma que cuando el gobernante usurpa el poder, o cuando, elegido, rige la vida pública de manera tiránica, es lícito el asesinato por un simple particular, directamente, o valiéndose del engaño, con el menor disturbio posible”.
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“La famosa Declaración Francesa de los Derechos del Hombre legó a las generaciones venideras este principio: ‘Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es para éste el más sagrado de los derechos y el más imperioso de los deberes.’ ‘Cuando una persona se apodera de la soberanía debe ser condenada a muerte por los hombres libres.’ ”
Hoy, a casi 60 años de la enunciación de aquellas citas, el tirano no es otro que el propio Castro, quien convirtió el ejercicio de ese derecho (a rebelarse) en actos punibles, descalificando a todo cubano que se valiera del derecho a la rebelión contra su régimen totalitario como “mercenario” ”pagado” y “dirigido” por el enemigo extranjero. El tirano actual de Cuba se apropio de todo el poder, toda la información, todos los recursos de la isla y los puso sólo al servicio de su voluntad y capricho y los que se opusieron, y se oponen a su hacer, fueron fusilados, encarcelados, difamados, golpeados y perseguidos por turbas organizadas por la policía política del régimen; aasí fueron millones obligados a optar por el destierro.
El tirano actual de Cuba ha impedido el progreso de los cubanos, porque es una amenaza a su poder absoluto y, como odia a los cubanos y a la verdad, se ha dedicado a sembrar el odio, la división y la confrontación, ha tergiversado la historia recurriendo a las mejores tácticas propagandísticas de Goebbles y Stalin, ha cambiado las leyes y las ha adaptado para garantizar su permanencia en el poder y disfrute de todo el patrimonio nacional cubano.
Pinochet y Batista, robaron, asesinaron y torturaron, pero ninguno con la cantidad e intensidad de Castro, ni tampoco pudieron destruir ni a Chile ni a Cuba. Castro quien hace 58 años pretendía teorizar profundamente sobre el derecho a rebelarse contra los tiranos, e inclusive a matarlos, sí ha logrado, como el peor de los tiranos hispanoamericanos, asesinar, encarcelar, torturar y desterrar a millones de cubanos, y, aun peor, destruir minuciosamente la nación cubana.
Juan Escandell (con la colaboración de un amigo)
MIAMI, Florida, junio, www.cubanet.org -