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lunes, 24 de agosto de 2009

No es de amor la pena que me abruma...



No, no es de amor la pena que me abruma
no es de celos la fiebre que me abraza,
no es de acero el puñal que me traspasa,
ni es de fastidio mi dolor, en suma.

Es una imagen leve como espuma,
que vive en mi alma y de mi ser no pasa,
y que está siempre, cual flotante gasa
suspensa entre mis ojos y mi pluma.

Un vago sentimiento, una memoria,
mezcla infeliz de lágrimas y horrores,
de afán supremo y borrascoso duelo

La ausencia, en fín, del centro de la gloria;
el recuerdo de Cuba y de sus flores,
y el adiós de sus palmas y su cielo...
Rafael María de Mendive

1 comentario:

Mariano Zurdo dijo...

No es fácil expresar ciertas cosas, pero la poesía, en buenas manos, es el vehículo ideal.