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lunes, 30 de mayo de 2011

La risa: Remedio infalible



Atacan a la suegra
Iban dos tipos hablando un día y le dice uno a otro:
Vieras que ayer iba yo caminando con mi suegra por el parque. En eso, aparecieron dos tipos y se le fueron encima a ella. La golpeaban como animales.
El otro preguntó:
¿Y vos qué hiciste?
Pues me aparté, ¿Qué más iba a hacer?
¿Y por qué no te metiste?
Ah, no, ya era un abuso pegarle entre tres.

El mejor de los infiernos.
Un hombre muere y va al infierno. Allí descubre que hay un infierno para cada país.
Va primero al infierno alemán y pregunta: ¿Qué te hacen acá?
- Aquí primero te ponen en la silla eléctrica por una hora, luego te acuestan en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo alemán y te da latigazos.
Al personaje no le gustó nada y se fue a ver en qué consistían los otros infiernos.
Tanto el infierno estadounidense como el ruso y el resto de infiernos de distintas naciones hacían lo mismo; entonces, ve que en el infierno cubano hay una larga cola llena de gente esperando entrar.
Intrigado, pregunta al último de la fila: ¿Qué es lo que hacen acá?
- Aquí te ponen en una silla eléctrica por una hora, luego en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo cubano y te da latigazos.
- Pero es exactamente igual a los otros infiernos, ¿Por qué aquí hay tanta gente queriendo entrar?
- Porque nunca hay luz, la silla eléctrica no sirve, los clavos de la cama se los robaron todos y el diablo viene, firma y se va.

Conversación absurda
Un ciego le pregunta a un cojo:
- ¿Qué tal andas?
Y el cojo le contesta:
- Pues ya ves.

Dios habla con Adán
Dios dijo a Adán:
Hijo, tengo que darte una buena noticia y otra mala
-La buena primero, dijo Adán.
Dios responde: Te voy a regalar dos cosas, un cerebro y un pene.
-Fantástico, dice Adán, ¿y la mala?
Que no tendrás suficiente sangre como para hacer funcionar los dos al mismo tiempo.

El bestia y el gran Genio
Va un tío muy cazurro, bestia, analfabeto, etc., por el desierto y de repente se encuentra la lámpara de Aladino. La empieza a frotar y, obviamente, sale el genio.
Genio: gracias por salvarme, amo. ya sabes que te concedo tres deseos. Pídeme el primero.
Tío bestia: bueno... yo... lo que realmente quiero es... ser más inteligente.
Genio: concedido. Pídeme el segundo.
Tío un poco más inteligente: jo macho, qué guay. Bien, pues el segundo... quiero ser más inteligente todavía.
Genio: ¿estás seguro? Mira que te puedo dar todo lo que quieras: mujeres, dinero, etc.
Tío un poco más inteligente: que no, que no. Quiero ser más inteligente.
Genio: bueno, tú mandas. concedido. Pídeme el tercero.
Inteligente: realmente es impresionante. quiero ser más inteligente.
Genio: pero bueno, esto es inaudito. ya eres suficientemente inteligente, pídeme riquezas, países, reinos...
Inteligente: que no. Quiero ser el más inteligente.
Genio: está bien, te lo concederé. pero has de saber que tienes que cumplir un requisito para llegar a ser tan inteligente.
Inteligente: está bien, no me importa. Pero dime: ¿Cuál es el requisito?
Genio: tendrás la regla cada 28 días.

La mujer que conoce a su marido
¿Cómo se llama una mujer que sabe dónde está su marido todas las noches?
Viuda.
La camella del desierto
Un General de la Legión Extranjera decide hacer una visita de control a un campamento de legionarios emplazado en medio del desierto. Al rato de llegar, el Capitán del campamento le explica cómo está todo por allí y lo acompaña en una inspección.

- Muy bien Capitán, vayamos a inspeccionar el fuerte, y luego búsqueme un alojamiento porque pienso quedarme unos dos meses.

El Capitán lo acompaña y le va explicando durante la inspección:

- Esta es la cocina, esa puerta es de la sala de reuniones...

- Muy bien, muy bien -va diciendo el general.

- Y esta puerta es la sala de recreo...

El General va abriendo y va comprobando todo, y siguen por el pasillo y observa que el Capitán se salta una de las puertas.

- Sólo por curiosidad Capitán, esa puerta que nos hemos saltado ¿qué es?

- Verá General... en esta puerta tenemos a la camella... como usted comprenderá, somos 150 legionarios... que nos pasamos meses enteros en completa soledad... y para mantener la moral de la tropa alta, me pareció bien permitirlo...

- Está bien, Capitán, si eso mantiene la moral de la tropa alta...

Pasa un mes, y el General comienza a sentir la abstinencia de sexo y decide ir al Capitán y confesárselo.

- Mire... ya llevo un mes aquí... yo también soy un hombre... ¿podría hacer uso de la camella?

- Por supuesto mi General, le comprendo perfectamente, aquí tiene la llave.

El general se va donde la camella, y a los 20 minutos sale subiéndose la bragueta. El Capitán que lo ve le dice:

- ¡¿Pero cómo, mi General?! ¿¿¿Sólo 20 minutos???

- ¿Cómo que sólo 20 minutos? ¿Pues cuánto tarda un soldado raso?

- Hombre, no sé, pero el pueblo más cercano está a una hora, así que una hora para ir y otra para volver.

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